Trabajadores de la Planta Industrial de Agua Pesada (PIAP) de Neuquén, ubicada en la localidad de Arroyito y que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), acudieron a la legislatura para exponer la situación en la que se encuentra actualmente la planta y fueron recibidos por los diputados que integran la comisión J, de Hidrocarburos, Energía y Comunicaciones.
Los operarios reclamaron por la falta de partidas necesarias para realizar las tareas de acondicionamiento y puesta en marcha de la infraestructura, que se encuentra paralizada desde el año 2017. En el mes de mayo de 2023, los gobiernos nacional y provincial de ese momento se comprometieron a reactivar la PIAP a partir de 2025. Según indicaron, desconocen el plan energético que pretende implementar en materia nuclear el actual gobierno de Javier Milei.
Los trabajadores recordaron que desde la paralización de la planta, hace siete años, la cantidad de personal se redujo de 500 empleados a los 70 actuales. Además, afirmaron que está latente la posibilidad de comercializar a Canadá, el agua pesada que se produce en las instalaciones de Arroyito y lamentaron que aún no hay ningún progreso en los proyectos de reconversión para producir fertilizantes, como la urea.
El secretario gremial de la junta interna de la PIAP, Carlos Lagos, afirmó en declaraciones a medios locales que actualmente reciben fondos provenientes del gobierno nacional, pero que el monto apenas alcanza para pagar los sueldos y realizar algunas tareas de mantenimiento. Por lo tanto, son insuficientes para poner en condiciones las instalaciones para que vuelva a funcionar, como se acordó hace más de un año.
Lagos anticipó que tienen prevista para el lunes, 8 de julio, una reunión con el ministro de Infraestructura de la provincia, Rubén Etcheverry. Además, aseguró que a la semana siguiente intentarán mantener un encuentro con funcionarios de la Comisión Nacional de Energía Atómica.