viernes, 12 septiembre, 2025
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Un presidente debilitado que acelera en las curvas: a Milei se lo derrota en las calles

Consumido por el personaje, fingiendo una solidez de la que carece, Javier Milei le ofrece a la cámara una sonrisa maquiavélica. La imagen se repite, calcada, presentando distintas reuniones. La ironía avanza. Se llena de meses y simulaciones con IA: el presidente no está realmente allí.

La durísima derrota electoral en Provincia de Buenos Aires evidenció el agotamiento de el modelo político oficial; simbolizó, asimismo, el estridente rechazo a su modelo económico. La sociedad le dio la espalda y, todo indica, lo volverá a hacer el 26 de octubre.

Gobierno en descomposición, el de La Libertad Avanza aparece cruzado por internas, acusaciones, chicanas e insultos. El “Jefe” -sea Karina o de Javier- ordena poco y nada. La crisis va más allá de un problema de liderazgo. Es la de un dispositivo de poder que pretendió formatear el país desde una posición institucional precaria.

Aún así, el presidente responde a su derrota política atándose al capital internacional. El mismo domingo por la noche, la palabra “autocrítica” solo barnizó la confirmación de objetivos. Ese “plan”, al cuál todo solía marchar acorde, se sostiene: ajuste feroz, equilibrio fiscal, endeudamiento sideral.

Esa crueldad planificada encontró expresión este miércoles por la noche, cuando el presidente vetó tanto la Ley de Financiamiento Universitario como la Ley de Emergencia Pediátrica, que mejoraba los ingresos del Hospital y otros nosocomios especializados en atención infantil.

La respuesta empezó a emerger este jueves. En el llamado a paro de 48 horas y a la movilización de este viernes, que protagonizarán las y los trabajadores del Garrahan. En el paro universitario convocado también este viernes. En el anuncio de una gran movilización para el día que se traten los vetos en el Congreso. En las asambleas y clases públicas que van salpicando, de a poco, las universidades de todo el país.

El espectro de la rebelión social vuelve a asomar ante el Gobierno. Como ocurrió el 12 de marzo, tras el escándalo Libra. El problema reside, una vez, en la contención social que ejercen múltiples burocracias, académicas, institucionales y gremiales. Allí se impone una lógica de negociación, que pretende matizar el ajuste, no derrotarlo.

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Entre esos factores moderadores del malestar social, se inscribe el papel que cumplen la CGT y las CTA. A pesar del debilitamiento del Gobierno, las conducciones sindicales alineadas al peronismo elijen la tregua, dejando aisladas a las numerosas peleas en curso. Si alguien sabe ponerle el cuerpo a esa estrategia, ese es Gerardo Martínez, eterno burócrata de la Uocra. Viene de fotografiarse junto a Paolo Rocca en la fiesta por los 80 años de Clarín. Este jueves posó junto a Sandra Pettovello, la ministra amiga de Milei que mintió descaradamente para dejar sin alimentos a los comedores populares. Nota al pie: el dirigente gremial sonríe a más no poder en las fotos.

Demasiado ocupada en sus propias internas y en las negociaciones con el poder, esa dirigente burocrática traiciona o deja aislados numerosos conflictos obreros, que enfrentan intentos de cierre; despidos masivos; atrasos y recortes salariales; y cesantías discriminatorias, entre otros tipos de ataque. La posición de la CGT sintoniza con la estrategia del peronismo: dejar hacer a Milei, esperando el calendario de las urnas. Poco importa allí que ese largo intervalo está lleno de mayores padecimientos para las mayorías populares.

Negociando el ajuste: Milei frente a los gobernadores

El Gobierno apuesta a sostener la gobernabilidad mediante una trabajosa mecánica política, negociando con los gobernadores. Estos, garantes de gran parte del ajuste mileísta, aprovechan ahora la debilidad oficial. Hablando en nombre de “la producción”, ese armado pretende imponer una corrección parcial al plan de ajuste en curso. En ese polo político se debe contabilizar a los mandatarios agrupados en Provincias Unidas y a Axel Kicillof. Los primeros tienen el guiño del gran poder económico: se vio en la lujosa celebración por los 80 años de Clarín , donde -según reseñó Diego Genoud- “el núcleo duro de La Libertad Avanza tenía prohibido asistir”. Por su parte, el gobernador bonaerense ya empieza a ser celebrado como la “renovación” del peronismo.

A negociar con ese poder territorial apunta el Gobierno con la designación de Lisandro Catalán -ex funcionario peronista- como ministro del Interior. Por ahora, todo parece un gesto vacío. Al mismo tiempo, amenaza vetar la Ley sobre distribución de los Aportes del Tesoro Nacional (ATN), impulsada por los propios mandatarios provinciales.

En esa tensa negociación por arriba -que está abierta- se desnudan los límites de la política capitalista para dirigir el país: ninguna de sus fracciones puede ofrecer una salida a la crisis que distinta a un programa de ajuste. Lo que varían son grados y formas; la sustancia se sostiene.

Es la economía, estúpido…por más que no te guste

El derrumbe electoral del oficialismo no se explica sin la aguda crisis social que padecen millones. Como consignó un reciente informe de la CAME (Confederación Argentina de la Mediana Empresa), las ventas minoristas retrocedieron 2,6% interanual en agosto. Se trata del cuarto mes consecutivo de caída. Más allá de la caótica gestión financiera para contener el dólar, el “secreto” detrás del control inflacionario oficial es una brutal caída del consumo.

El dilema de las familias más humildes está en el pan de cada día. Ya hace meses, en mayo, un informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) había consignado que el endeudamiento alcanzaba al 91% de los hogares y que el 58% de las deudas contraídas con tarjetas de crédito estaban destinadas a la compra de alimentos. Esa situación no cesó de profundizarse. La suba de tasas impacta directamente en esa dramática situación.

En diálogo con La Izquierda Diario, el economista Martín Kalos, Director de Epyca Consultores, indica que “las tasas de mora para las tarjetas de crédito están alrededor del 4,4%. Para esas familias, que ya no estaban llegando a pagar a fin de mes, ahora se les vuelve virtualmente imposible. Lo que garantiza la suba de las tasas de interés es que ese 4,4% es un piso”.

Allí, en la “víscera más sensible”, hay ir a buscar la fisonomía del sufragio bonaerense de este domingo. Como desarrolló Nicolás Laguna en este artículo de La Izquierda Diario, una de las novedades que aportó la elección fue “el cambio de composición del voto de Milei: voto dólar barato por un lado, fuga de votos vía abstención en sectores populares por otro”. Distanciándose electoralmente de los sectores populares, LLA viene a ocupar, de manera degradada, el lugar del viejo “Cambiemos”.

Allí, en la economía, se explica la notable contradicción entre lo que se vio en redes y los resultados electorales. Publicado el mismo día de la elección, un relevamiento de Monitor Digital señaló que La Libertad Avanza había dominado la conversación en redes sociales durante en las semanas previas. “El resultado -indican- fue una campaña en la que Milei, con su carácter polarizante, se llevó toda la atención (…) La elección se vivió más como un plebiscito sobre la administración nacional que como una contienda provincial”.

Más que asistir a una victoria del peronismo, presenciamos una derrota total del oficialismo.

¿Y ahora?

Lanzado a la ofensiva, el Gobierno compra todos los números para que el repudio social se haga sentir no solo en las urnas sino, sobre todo en las calles.

Los casi dos años de gestión mileísta evidenciaron una notable resistencia de masas, que incluyó paros generales, movilizaciones masivas, grandes conflictos en gremios estratégicos como aeronáuticos, petroleros, aceiteros o portuarios, tomas de facultades en decenas de universidades, la persistente lucha de jubilados y jubiladas, y un larguísimo etcétera.

Fueron las calles las que pusieron un límite a la retrógrada agenda de Milei, el FMI y el gran capital. Fue esa constancia de la lucha social la hirió al Gobierno y empujó a una fracción de la oposición colaboracionista a tensar la discusión en el Congreso.

Es desde allí de donde debe emerger la potencia para derrotar el plan de ajuste en su conjunto. Apostando a desarrollar la organización democrática desde las facultades y universidades; a potenciar la unidad obrero-estudiantil, haciendo converger la pelea contra ambos vetos, pero, también, buscando la unidad activa con las peleas contra despidos, precarización del empleo y ataques salariales.

Se hace necesario obligar a la CGT y las CTA al fin de su tregua criminal; imponerles un paro nacional y un plan de lucha. Se hace necesaria, también, una gran movilización del movimiento estudiantil, las y los trabajadores universitarios y toda la comunidad educativa. Las autoridades y dirigencias no pueden imponer -como ocurrió en 2024- la lógica de negociar porciones del ajuste. Todo indica que el Congreso sesionará el miércoles 17 de septiembre y abordará ambos vetos. Ese día hay inundar de gente las calles del país.

Derrotar a Milei y su plan implica desplegar una gran luchar nacional; convocar a cientos de miles a movilizarse; preparar el camino a la huelga general política, para poner en escena la fuerza de la clase obrera, el movimiento estudiantil y las y los millones que queremos el fin de esta gestión ajustadora.

Esta fue la perspectiva que planteó reiteradamente el Frente de Izquierda. En cada lugar de trabajo y de estudio; en cada lucha y movilización; en el Congreso y en los medios. También en las recientes elecciones, donde conquistó dos bancas en la Tercera Sección y logró sacó casi el 8% de los votos en La Matanza. Desarrollar la más amplia movilización en el camino de la huelga general. Ese es el camino que puede permitir el derrumbe definitivo de un plan económico salvaje.

Con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes.
Hay que preparar la huelga general para derrotar a Milei, a sus cómplices y terminar con el plan del FMI.
Unir la lucha del Garrahan y la salud pública a las universidades, a la pelea contra los despidos y por el…

— Nicolas del Caño (@NicolasdelCano) September 11, 2025

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