Por fin llegó la temporada del año en la que florecen todas las especies de jazmines, por lo que las calles y los hogares empiezan a estar perfumados con su espectacular y característico aroma. A pesar de su belleza natural, es cierto que esta conocida flor blanca necesita mucho cuidado. Para que viva durante un buen tiempo, el suelo debe estar bien drenado y fértil, deben podarse regularmente y estar expuestas al pleno sol. Por fortuna, existe una gran alternativa para reemplazarla que requiere mucho menos esfuerzo.
Se trata de la gardenia, una planta conocida por sus flores blancas, hojas verdes y brillantes y su fragancia dulce e intensa. Crece en arbustos y puede ser tanto de interior como de exterior. Son originarias de regiones tropicales y subtropicales, especialmente de Asia, África y el Pacífico. Por este motivo, prefieren los climas húmedos. A diferencia del jazmín, sus flores son más grandes, no varían de color según la especie y su perfume es mucho más fuerte.
En climas cálidos, la gardenia puede florecer entre finales de la primavera y principios del verano. En regiones húmedas, la planta puede alargar su florecimiento hasta el otoño, gracias a que se desarrolla mejor en estas zonas. Para que esto ocurra, no necesitan de mucha exposición solar. Basta con que le lleguen un par de rayos de sol para que puedan crecer con normalidad, por lo que colocarla cerca de una ventana prácticamente garantiza su prosperidad.
Si bien la gardenia es una de las plantas más fáciles de cuidar, hay algunas cosas que hay que tener en cuenta a la hora de plantarlas en el hogar. Acá un listado de algunas de las más importantes para su mantenimiento: