viernes, 22 noviembre, 2024
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La calefacción natural del cuerpo: por qué tiritamos de frío?

Los movimientos rápidos e involuntarios que experimentamos cuando sentimos frío son una reacción fisiológica de nuestro cuerpo ante el golpe de las bajas temperaturas. El propósito de tiritar es clave: entra en calor; no obstante, es cierto que los escalofríos también pueden ser la respuesta de nuestro cuerpo ante diversos factores involucrados con el sistema nervioso o nuestras propias emociones.

El cuerpo humano mantiene su temperatura interna en un rango promedio de 36.5 a 37.5 °C. Este equilibrio, conocido como homeostasis térmica, es esencial para el correcto funcionamiento de los órganos y procesos metabólicos. Cuando la temperatura ambiental disminuye, el cuerpo entra en un estado de alerta para evitar que la temperatura interna caiga peligrosamente.

El hipotálamo, la región del cerebro que actúa como el “termostato” del cuerpo, detecta cambios en la temperatura mediante señales nerviosas provenientes de receptores térmicos en la piel y órganos internos. Si el hipotálamo percibe que la temperatura corporal está descendiendo, activa mecanismos de conservación y generación de calor. Entre estos, el más inmediato es el de tiritar, que implica contracciones rápidas e involuntarias de los músculos esqueléticos. Estas contracciones producen calor como un subproducto del esfuerzo muscular, lo que ayuda a elevar la temperatura corporal.

Sin embargo, si la exposición al frío es prolongada y los mecanismos del cuerpo no son suficientes para mantener una temperatura interna adecuada, pueden ocurrir problemas graves como la hipotermia. En estas condiciones, el tiritar puede volverse descoordinado o cesar por completo, indicando que el cuerpo está perdiendo su capacidad de generar calor.

La doctora Débora Nuevo Ejeda, del Servicio de Medicina Interna del Hospital Universitario Nuestra Señora del Rosario (Madrid), explica que existen algunos síntomas que delatan que estamos sufriendo un frío excesivo más allá de los temblores. Estas señales de alerta son la cianosis distal (labios y dedos morados y cierta coloración azulada de la piel), torpeza motora, confusión e incremento de la tensión arterial.

Además, el frío sobre nuestro cuerpo también puede estar relacionado con un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, crisis asmáticas y lesiones cutáneas, entre otras. De hecho, como explica la doctora Nuevo, también existen más probabilidades de contraer infecciones, ya que el sistema inmune trabaja peor a bajas temperaturas.

Tiritar en respuesta a la fiebre

El tiritar no solo ocurre cuando tenemos frío, ya que también es una respuesta común durante episodios de fiebre. Cuando una infección o inflamación afecta al cuerpo, ciertas sustancias químicas llamadas pirógenos provocan que el hipotálamo eleve el “punto de ajuste” de la temperatura corporal. Esto significa que, aunque la temperatura interna sea normal, el cuerpo la percibe como demasiado baja y activa los mecanismos para generar calor, como el acto de tiritar.

En este caso, los escalofríos no son indicativos de frío ambiental, sino de un esfuerzo del cuerpo por alcanzar una temperatura más alta que permita combatir la infección. La fiebre es una herramienta defensiva, es decir que lucha “en nuestro favor”, puesto que muchas bacterias y virus no pueden reproducirse eficientemente a temperaturas elevadas.

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