Semana intensa para la política neuquina. La legislatura discute el presupuesto 2025, la república popular China mostró interés en la región y el gobierno libertario ofrece pagar sus pasivos a las provincias con inmuebles nacionales. Días intensos, pero alentadores para la tierra de Vaca Muerta. Corren tiempos de gestión, el próximo año se decide en las urnas la nueva configuración del congreso nacional y la tarea gubernamental consiste en mostrar la mayor cantidad de resultados tangibles antes de la llegada del clima preelectoral que aguarda detrás de fin de año.
El embajador chino Wang Wei visitó la provincia junto a funcionarios y empresarios del gigante asiático. El interés de una de las dos potencias que disputan el liderazgo comercial e industrial en el mundo se suma a los síntomas de despegue que Vaca Muerta finalmente ofrece. “Tenemos que profundizar nuestros lazos de cooperación”, resumió el ministro de Infraestructura, Rubén Etcheverry. Una visita que abre las puertas a las inversiones millonarias en infraestructura, ciencia y tecnología que la República Popular China podría ofrecer. También la embajada norteamericana, en febrero, había visitado Neuquén. Por ahora, sin demasiados anuncios ni concreciones, al ritmo prudente habitual de los procesos de inversión extranjera directa, hay que anotar un dato: Neuquén está en el redar de las grandes potencias mundiales y la agenda internacional es un tema de interés que debe ser tenida en cuenta.
Mientras Neuquén vive con expectativas su realidad sui generis, desde la casa rosada celebran la victoria de Donal Trump en Estados Unidos y lanzan el Régimen de Reparación Federal. Se trata de saldar las deudas que el Estado nacional mantiene con las provincias a través de bienes inmuebles. “Ganamos todos” resumió una alta fuente libertaria desde Buenos Aires. Una invitación tentadora para gobernadores e intendentes. Son cientos de millones que por usos y costumbre la política termina transformando en saldos incobrables, judicializados o negociados en el extraño federalismo partidario argentino. Tal vez una oportunidad para Neuquén, una instancia para provincializar rutas e inmuebles de interés que de otra manera seguirán sometidas a la dinámica “obra pública cero” que los libertarios implementan desde su asunción el pasado 10 de diciembre. Por ahora, los contadores provinciales y municipales cuantifican la deuda registrable que la nación mantiene con las provincias y en un excel anotan los inmuebles de propiedad nacional que existen en cada territorio.
El capítulo del parque Jaime de Nevares
Más allá de la oportunidad de cobrar deudas a nación que los neuquinizantes analizan, la noticia llegó a Neuquén de la peor manera. El Parque Jaime de Nevares y la ex Unidad Penitenciaria 9 se encuentran en la lista de bienes que el gobierno nacional pretende poner en venta para deshacerse de activos innecesarios y costosos. La reacción de la dirigencia política local no se hizo esperar y las gestiones para evitarlo fueron variadas. La jefa de gabinete capitalina, María Pasqualini, hizo público y notorio su enojo ante la intención libertaria. “El parque es nuestro y no se vende”, sentenció. También el diputado nacional Osvaldo Llancafilo, funcionarios provinciales y hasta la legislatura coincidieron en las gestiones para resguardar el cotizado inmueble. No se trata solo del valor económico, es también un símbolo político; un espacio público resguardado de la especulación inmobiliaria junto a un sitio de la memoria que nacieron de una acalorada discusión en el seno de la sociedad neuquina y hoy tiene vida propia. Su venta dejaría en una situación muy incómoda a los libertarios locales, pero también a quienes tiempo atrás anunciaron su creación mediante un convenio con nación que quedó «flojo de papeles». Por ahora, todos juntan documentación para respaldar la propiedad del inmueble y determinar a quien le corresponde su titularidad. Final abierto.
El presupuesto legislativo y la disputa por la buena administración…
Pero el ruido más llamativo de la semana provino del recinto legislativo. Una sorpresa en medio de la discusión por el presupuesto 2025. En plena sesión, los diputados Guillermo Monzani (Hacemos Neuquén) y Claudio Domínguez (MPN) propusieron crear un fondo anticíclico para darle previsibilidad a la gestión de la vicegobernadora Gloria Ruiz. Se trata de un fondo para que las vicisitudes de la macroeconomía, cuyo índice de inflación viene subvaluado por el presupuesto nacional en un falso 18 % anual, no desfinancie al poder legislativo provincial. La propuesta inconsulta de los ediles generó malestar en la vicegobernadora y lo que parecía ser un trámite legislativo más, se trabó en un encontronazo aún no desanudado.
El fondo del asunto descansa en una discusión más profunda, la buena administración del recurso público. Un tema omnipresente en el clima de época que vive la política nacional y provincial. El consenso general sobre la necesidad de reducir gastos innecesarios es una bandera que todo gobierno quiere poder exhibir en los tiempos que corren. La legislatura de la provincia tiene presupuestados 56 mil millones de pesos para el periodo 2025. La aritmética básica arroja un gasto de mil seiscientos millones de pesos por diputado. Un número difícil de justificar para una institución cuya esencia es aprobar, derogar o modificar legislación. La lógica del Estado -Partido y del recurso público para el financiamiento de aventuras políticas personales es un vicio naturalizado durante años que parece estar llegando a su fin. De allí que la trifulca que se vivió en la última sesión legislativa signifique mucho más que un juego de picardías. Con algo de optimismo, se puede interpretar como una buena noticia: el jolgorio de la discrecionalidad en la administración de los recursos comunes ya no pasa desapercibido y genera posiciones encontradas.
La disonancia en la legislatura aporta pruebas fehacientes de un nuevo clima de época. La transparencia, la sana administración, la austeridad y el Estado como un bien de todos ya están incorporados en la línea discursiva de la dirigencia política. Una buena noticia para la ciudadanía que observó durante muchos años al Estado administrándose para sí, solo para quienes lo integran y muy lejos de la razón de su existencia: mejorar la calidad de vida de la sociedad en su conjunto.