Parece que Cristian Kirchner ahora sí acepta y espera que esta vez le pegue con el operativo clamor para que todos y todas se hagan el volumen de rulos que quieran. Ya como presidenta del Partido Justicialista (aunque formalmente asumirá el martes), la ex dos veces mandataria desempolvó el fallido formato de Unidad Ciudadana y comenzó a mostrarse como candidata en el Conurbano.
Como hizo en 2017, cuando le entregó el PJ a Florencio Randazzo tildando al sello creado por Juan Perón como un «antro de viejos vencidos» (según recuerda un viejo peronistas), este viernes Cristina hizo dos repentinas y fugaces visitas en dos municipios de la Tercera Sección Electoral, el único pero para nada despreciable refugio electoral (4 millones de habitantes) refugio electoral en el que al parecer continúa influyendo su figura.
Con polera negra y un rosario al cuello, Cristina bajó al Gran Buenos Aires para repartir señales al resto del PJ y, de paso, apuntarle a Axel Kicillof, a quién sigue teniendo atragantado a pesar de que el Gobernador terminó apoyando su enrevesada entronización al lugar que supo ocupar el General.
Cristina visito la Cooperativa de Villa Fiorito, en un formato como el que uso con Unidad Ciudadana para se candidata en 2017, lejos del folclore peronista, que preside tras duros cuestionamientos internos.«El delay de Axel para reconocerla como Presidenta del PJ la golpeó como pocas cosas que yo he visto. Cristina, tarde o temprano, se la va a facturar. Olvidate. El quiebre en esa relación es irrecuperable. Eso no significa que no se junten, en política nunca deberíamos subestimar el poder del cinismo», le dice a Clarín un jefe bonaerense peronista de la Primera Sección que seguramente Cristina visitará en pocos días.
La exvice de Alberto Fernández elige y elegirá lugares donde, a su entender, más impactan la política de ajuste del Gobierno de Javier Milei. Poco antes del mediodía de este viernes, entró radiante en la cooperativa de Jóvenes en Progreso de Villa Fiorito, a no tantas cuadras donde se crió Diego Maradona.
Lo recibió el intendente de Lomas de Zamora, Federico Otermín, con quien nunca dejó de profesar cariño más allá de la cólera que a la ex presidenta le cuesta disimular contra otros jefes peronistas de esa misma región electoral, como Jorge Ferraresi o Mario Secco, de Avellaneda y Ensenada.
El intendente de Lomas, Federico Otermín, se mostró con Cristina Fernández, flamante presidenta del PJ.Cristina se mueve en camionetas importadas polarizadas con al menos unas 20 personas de custodia. Es imposible que su paso por las barriadas del Conurbano pasen desapercibidas. Una fija en los políticos y políticas de cualquier color: acordarse de la periferia postergada cuando la necesitan, para dar señales internas o para juntar votos. O ambas.
El sillón de jefa del PJ parece haber recargado la sensibilidad de Cristina con los más necesitados. Bajo un sol tan radiante que contrastaba con sus impolutas zapatillas negras en forma de botitas, en composé con su pantalón también oscuro, la ex presidenta unió Lomas con Lanús para visitar otra cooperativa, esta vez, vinculada al piquetero Juan Grabois.
Durante la recorrida, Cristina habló con cartoneros de la UTEP que lidera Juan Grabois.En Lanús no la recibió el intendente, el ex radical de Remedios de Escalada Julián Álvarez, integrante de La Cámpora. «Estuvo el jueves con ella en la Instituto Patria», le aclaran a Clarín. En la Municipalidad niegan algún tipo de desplante de parte de Cristina al no avisar o invitarlos. Sí admiten que hay «varias cuestiones que solucionar» con los otros sectores del peronismo lanusense que podría correr el riesgo de volver a romperse como lo estaba hasta antes de la elecciones de 2023.
Para el PJ del GBA, está claro que Cristina se está probando el vestido de candidata para el año que viene. Lo necesita para empoderarse, quizás como pocas veces antes. tras el dolor de muela de su asunción en el PJ, con un ignoto gobernador como Ricardo Quintela que le peleó hasta donde le dio la nafta y, según todos admiten, le hizo daño.
«La podemos contar como querramos. Pero al estrategia de Máximo era operativo clamor y encolumnamiento casi inmediato. Nada de eso ocurrió y tuvo que decir la Justicia allanarnos el camino para conducir al peronismo. Ah, salvo Axel con un delay del que nunca podrá arrepentirse, ningún gobernador todavía salió a felicitar a Cristina. Estamos pero que los radicales después de De La Rúa«, bromea sin bromear un bonaerense de las afueras del GBA, anotado a lista de la ex presidenta que asumirá el martes.