martes, 26 noviembre, 2024
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El arte de habitar en la caja de cristal

Al recorrer la 40º edición de la exposición Casa FOA uno va atravesando escenografías. Se pasa de una dimensión a otra, climas creados a través del diseño –a veces cruzado con el arte— para idear ambientes hogareños y de oficinas, estéticos y muy originales. Esto genera sensaciones perceptivas, uno de los objetivos de la arquitectura asociada a la función práctica. Aquí está la obra de algunos de los más talentosos diseñadores de interiores y arquitectos de la Argentina convocados con una consigna: “Pensar la caja, crear la caja, diseñar la caja, habitar la caja”. A cada creador le entregaron un espacio con la forma más básica de la arquitectura y le encargaron ingeniárselas para ponerle onda de manera creativa y agradable de transitar.

La caja mayor es el emblemático Edificio del Plata –allí se pagaban las infracciones de tránsito en CABA–, la cual fue vaciada y vendida al Grupo Irsa para crear 700 departamentos pequeños. En el siglo XIX alojó el Mercado del Plata –en un edificio anterior–, en el XX al Banco Hipotecario y oficinas municipales, y en el XXI cambiará otra vez de función. Pero antes de mutar a edificio de viviendas se lo entregaron a creadores de formas para que desarrollen adentro de la caja su estética del habitar y la exhiban por un mes.

El resultado es deslumbrante, con algo de inmersión en mundos imaginarios materializados que se recorren a la manera de una galería de arte. Hay obras artísticas en sí mismas como las esculturas luminosas de Eugenio Cuttica instaladas en el foyer: son crisálidas de mariposa de dos metros de alto impresas en resina transparente con impresora 3D, de las que brotan cabezas humanas de cerámica. 

En la feria también hay baños de ensueño, cuartos hiper-tecnológicos, livings y cocinas donde la domótica y el Internet de las Cosas automatizan la casa interconectando los objetos, un taller de un maestro de alta costura, y jardines internos hechos por paisajistas que son una delicia visual, incluso para quien no sea un amante de la decoración.

La caja vidriada que han llenado de ideas hechas sustancia, es un prisma rectangular acostado que fue revestido con la sobria y casi inexistente decoración racionalista de líneas muy simples, para que hable solo la forma. Siguiendo la vanguardia de la primera mitad del siglo XX, el Edificio del Plata fue inaugurado en 1961 frente al Obelisco. No debía competir en imponencia con el emblema porteño, sino complementarlo a similar altura: se optó por un rascacielos horizontal, ancho y no tan alto. Esta exposición es un homenaje al histórico edificio que tiene leves toques lecorbusianos en los parasoles, y en algún punto es una despedida: pronto será el mismo pero con otra fachada más moderna.

Leandro  Teysseire

Un loft a lo Almodovar

En el segundo piso recibe a Página/12 Gaby López Monzón, arquitecta del estudio C´est Moi a quien le encargaron diseñar y decorar en la feria lo que sería un loft para un director de cine: se inspiró en Almodóvar y predomina el rojo en los dos lugares más íntimos de la vivienda de un artista: el estudio donde crea y su habitación. Y entre esos dos puntos hay una paleta bien definida con colores como celeste y verde claro en techos y paredes. Aquí está la vivienda completa con su baño, cocina, living y una gran mesada de cuarcita para comer en asientos altos.

La arquitecta Monzón explica que esto es un loft. Por eso no tiene divisiones, un concepto post Revolución Industrial que recicla fábricas y galpones de acopio para transformalos en vivienda: “son espacios muy grandes que te fagocitan. Entonces te preguntás cómo llenarlo. Porque es muy amplio y con alturas inmensas: esto es despojo, no contención. Ese fue el gran desafío en los años ´50 y el loft fue la tipología de vivienda para los artistas, un espacio de libertad de expresión absoluta. Y eran adaptables a la cintura que requiere cada artista para moverse en el espacio, que es distinta para quien hace teatro, cine o plástica. El loft fue un ícono, la tipología más buscada en Nueva York por los artistas. El loft es newyorkino y fue buscando dejar atrás el brutalismo de lo industrialoso de sus orígenes, para llegar a algo un poco más elegante, que es lo que hago aquí. Pero no busco una supermodernidad, fui respetuosa de la década del ´50 en la decoración, incluso en la tostadora que vez ahí. Acá el loft se dio en Puerto Madero en los ´90 conservando materiales como el ladrillo a la vista, las instalaciones eléctricas al desnudo, los caños rígidos. Yo eso lo agiorné y me fui a lo más modernoso que es hoy esa tipología en New York. De alguna forma tapé los ladrillos con madera y piedra, y jugué con los colores. Como es un loft, siempre hay una continuidad visual que no se corta con circulación en 360°. Los ambientes están sectorizados pero sin ningún muro divisor: el loft es un circuito”.

Un espacio de coworking de Grupo (A)2. Leandro  Teysseire

Hablemos de baños

A Lucía Quinteros –arquitecta de la UBA y creadora de Ren Studio– le encargaron una sala de baño y ha deslumbrado con la estética minimalista al estilo danés de un ambiente con tonos neutros del que no dan ganas de salir, sino quedarse una vida a reposar: “me tocó diseñar un baño en un espacio enorme de 80 m², así que dije ´vamos a sumar un antebaño y un living con vestidor, pensando en todo el proceso que uno tiene cuando se da un baño, en los rituales de relajación desde el momento en que se saca la ropa y camina hasta la bañera. Diseñé un módulo central de madera que organiza al resto de los espacios y los sectoriza. Dentro de ese recinto, pusimos el inodoro y el bidet, e hicimos una pared lateral de madera que toma una curva y se transforma en techo generando un efecto envolvente. Y es un baño musicalizado que se maneja con el celular. Mediante la domótica, las luces van variando acorde a la hora del día para acompañar la mañana, el atardecer y la noche siguiendo la luz del sol: se llama iluminación cronobiológica que produce un efecto relajante al respetar el ciclo circadiano. El manejo de la luz es muy importante en nuestro estudio: la incorporamos dentro del mobiliario, o sea, no tenemos artefactos de iluminación a la vista. Están ocultos y la luz sale de la propia arquitectura. El no ver la fuente de luz directa, resulta mucho más amable al ojo. Evitamos la luz de techo que genera muchas sombras y optamos por la perimetral. En este baño la luz sale desde abajo de la bañera y detrás del espejo o del borde de un módulo de madera. Diseñamos pensando en la experiencia: el diseño abarca los cinco sentidos, lo que uno está oliendo, lo que está sintiendo y escuchando. La música es parte de la arquitectura. A los clientes les pregunto ´¿qué olor te imaginás en este espacio?´ ´¿Y qué música?´ Acá el ambiente está aromatizado con Santal de Jaipur que lo arroja una máquina de olor oculta en el techo de la ducha. Para mí no hay que diseñar un espacio por cómo se lo ve, sino por cómo se lo siente. Y este es un espacio de introspección y desconexión».

Leandro  Teysseire

Casa FOA abre todos los días hasta el 1 de diciembre de 12 a 20 horas ($ 7.500 la entrada). Carlos Pellegrini 251.

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