miércoles, 27 noviembre, 2024
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Día de la Horticultura: en la UNCo transforman desechos de cebolla en fertilizante

Un proyecto científico busca utilizar desechos de cebolla para producir fertilizantes orgánicos. La investigación es llevada adelante por el Complejo Universitario Regional Zona Atlántica y Sur (CURZAS), dependiente de la Universidad Nacional del Comahue (UNCo).

La tarea se basa en mezclar restos de la producción de cebolla con estiércol de vacas que poseen hongos y bacterias y que luego se humedecen con agua. Esto genera un valor extra al fertilizante, producto de un significativo aporte a la industria agrícola.

La producción de cebollas y las alternativas naturales que aprovecharían muchos productores. Fuente: Prensa UNCo.

La doctora en Agronomía, Graciela Pellejero, a cargo del proyecto indicó que “a medida que aumenta la demanda global de alimentos, los fertilizantes químicos se han vuelto omnipresentes en la agricultura moderna. Sin embargo, su uso excesivo ha generado preocupaciones sobre la contaminación del suelo y el agua”.

“Este proyecto ha generado mucho interés entre los agricultores de la zona atlántica. El trabajo se ha podido desarrollar mediante la participación de la Ingeniera Agrónoma María Virginia Erezuma, quien colaboró con la tarea en campo”, informaron desde la casa de estudios.

El área productiva de este cultivo ronda las casi 3.000 hectáreas en cada temporada agrícola. Fuente: Prensa UNCo.

El Día del Horticultor es una fecha establecida por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Con esta fecha se pone en valor el trabajo de estas personas que permiten mejorar el rendimiento de las cosechas, su calidad y su valor nutricional, su resistencia a los insectos, enfermedades y a los cambios ambientales. La horticultura es una actividad muy importante en lo social y económico que contribuye fuertemente a la alimentación cotidiana de la población, tiene capacidad para satisfacer la demanda interna, en sus diferentes especialidades, y participa de manera importante en la conformación del PBI.

“El objetivo es aprovechar las parvas de cebolla que no tienen valor comercial tomando en cuenta que el área productiva de este cultivo ronda las casi 3.000 hectáreas en cada temporada agrícola, y con semejante volumen de desperdicios después de tres meses de un proceso de fermentación, ya se puede utilizar la tierra de compostaje fresco con un importante grado de eficiencia”, señalaron en un parte oficial. Pellejero indicó además que “la combinación de residuos orgánicos soluciona dos problemas ambientales dado que, con el reciclado de cebolla y el estiércol de vacunos de la propia chacra, se pone en valor un abono que genera ‘muchos nutrientes’ y se evita la contaminación por separado de ambos productos”.

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