jueves, 28 noviembre, 2024
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Las universidades conservan prestigio a pesar del desfinanciamiento del gobierno

Las universidades argentinas se balancean entre el prestigio internacional, la legitimidad local –representada por la última marcha masiva– y el desprecio del gobierno. Esta semana, de acuerdo a lo indicado por el ranking CWUR 2024 (Center for World University Rankings), ocho instituciones figuran entre las más renombradas del mundo. El rasgo común es que, a pesar de la mirada de la administración libertaria, todas son públicas. La UBA, por su parte, es la mejor clasificada (la cuarta mejor posicionada en Latinoamérica) y ocupa el puesto 390 de un total de 20.966 casas de estudio.

Más allá de la buena nueva, el presente de las instituciones universitarias es preocupante. A pesar de la reunión mantenida semanas atrás entre la ministra Sandra Pettovello, el secretario de Educación Carlos Torrendell y los rectores universitarios, aún no fue depositado el incremento del 70 por ciento pactado para mayo, que estaba orientado a gastos de funcionamiento. La tensión continúa y en el Senado hay quienes como el legislador Martín Lousteau que plantean la necesidad de que la Ley Bases –que se discute en comisiones a partir de esta semana– incluya la garantía de fondos para las universidades como condición para su voto positivo.

“Nuestras universidades públicas siempre continúan en el top de Latinoamérica. De la única manera que eso se sostenga es a través de los fondos para funcionamiento y salarios. Eso es lo que este gobierno, lamentablemente, no está entendiendo”, apunta Guillermo Duran, decano de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA. Luego enfatiza la contradicción que implica no cuidar lo que funciona y advierte: “Será imposible que nuestras universidades puedan funcionar el segundo cuatrimestre si la cuestión presupuestaria no se resuelve”.

Además de la de Buenos Aires, el resto de las Universidades Nacionales son las de La Plata (n° 732), Córdoba (n° 974), Rosario (1517), Litoral (1675), Cuyo (1747), Mar del Plata (1763), del Sur (1895). Si se compara con 2023, todas cayeron posiciones a excepción de Córdoba, que subió 15 puestos con respecto a lo que sucedía el año pasado.

A partir de 62 millones de puntos de datos, el CWUR evalúa diferentes aspectos al momento de elaborar el ranking: calidad de la educación (25 por ciento), empleabilidad de graduados (25 por ciento), cuerpo docente (10 por ciento) y resultados de investigación (40 por ciento). Este último factor es decisivo e incluye, sobre todo, la publicación de los científicos en revistas académicas anglosajonas. A nivel doméstico, casi todas pierden puestos porque se incrementa la disputa “en un contexto de intensificación de la competencia de instituciones bien financiadas”, refirió el informe.

Problema de fondo(s)

Para que haya investigación, un motor clave es el financiamiento y Argentina, precisamente, está afrontando serios recortes. De algo se puede estar seguros: si la inversión disminuye, el país seguirá perdiendo lugares de relevancia a nivel global. Además de un derrumbe considerable en los salarios de los trabajadores docentes y no docentes (se incrementaron apenas un 18 por ciento en lo que va del año), el otro apartado son los gastos de funcionamiento para servicios (luz, agua, gas y seguridad, entre otros) que apenas recibieron un 70 por ciento de incremento en marzo con una inflación interanual que trepa al 280 por ciento. Hay un compromiso de un 70 por ciento adicional para mayo, pero ante la consulta de Página 12, los rectores contestaron que aún no tenían noticias sobre cuándo se pagaría.

En esta línea lo explica Duran: “Los salarios de los investigadores full-time de las universidades nacionales han sido reajustados por debajo del 50 por ciento en estos 5 meses de gobierno de Milei, con un 105 por ciento de inflación, lo que marca una caída real de nuestros salarios que ronda el 30 por ciento, probablemente la mayor caída salarial desde la recuperación democrática en tan corto tiempo”, dice. Luego sigue: “Los gastos de funcionamiento de las universidades estaban congelados al 2023 con una inflación interanual que ya supera el 300 por ciento y por el momento solo han recibido un reajuste en la cuota mensual de marzo del 70 por ciento, con otro 70 por ciento anunciado para mayo. Si lo miramos anualmente, estamos en la mitad en gastos de funcionamiento y en valores reales, de lo que teníamos en 2023”.

Más allá del desfinanciamiento que mantiene a las universidades públicas nacionales haciendo equilibrio al borde del cierre, el gobierno parece haber tomado nota sobre la relevancia que tienen para la sociedad. De hecho, tras la masiva marcha a fines de abril, el propio secretario Carlos Torrendell asumió la negociación con los rectores (agrupados en el Consejo Interuniversitario Nacional) por más fondos y desplazó a Alejandro Álvarez, el secretario de Políticas Universitarias, que naturalmente protagonizaba los diálogos.

El propio presidente Milei debió recular en su discurso y tras compartir en Instagram una imagen de un león tomando de una taza que rezaba la frase “Lágrimas de zurdos”, al día siguiente compartió un comunicado titulado “Causas nobles, motivos oscuros” en el que aseguraba “Vamos a garantizar los fondos para las universidades”. En los días siguientes, sin embargo, retomó su verborragia habitual y en un programa de radio lanzó: “¿Y quién no quiere ser auditado? Y, los ladrones no quieren ser auditados, si los números fueran transparentes podrían ser auditados. No quieren porque roban», en referencia al supuesto interés del gobierno en auditar el manejo de los fondos de estas instituciones… que ya se viene auditando.

Durante el fin de semana, en la Feria del Libro, el gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, trató de marcar distancia y anunció que la provincia se encargaría de finalizar las obras que el gobierno nacional interrumpió en 10 instituciones bonaerenses. En su presentación dijo: «No se trata solo de una cuestión presupuestaria: se está atacando la aspiración de un pueblo que entiende que a través de la educación podrá progresar y construir un futuro mejor”.

Si bien, a menudo, los rankings no reflejan una situación en toda su complejidad, al menos sirven para realizar una aproximación más o menos ajustada: las universidades públicas de Argentina continúan destacándose en vitrinas internacionales, pese al vértigo que adquiere el desguace que está llevando a cabo el gobierno libertario.

Primero Harvard, después las demás

A nivel internacional, el top 10 de las casas de estudio con mejores resultados sigue estando liderado por la Universidad de Harvard, que está en la cima del podio desde hace 13 años. Luego continúan el Instituto Tecnológico de Massachusetts, Universidad de Stanford, Universidad de Cambridge, Universidad de Oxford, Universidad de Princeton, Universidad de Columbia, Universidad de Pensilvania, Universidad de Yale y cierra el Instituto de Tecnología de California. Estados Unidos tiene 329 instituciones universitarias entre el top 2000 (8 de 10 en el top 10), China 324 (el 95 por ciento de sus instituciones subió lugares), Japón 110 y Reino Unido 92. En América Latina, la UBA se encuentra en 4° lugar detrás de la Universidad de São Paulo (n° 117), la Universidad Nacional Autónoma de México (n° 281) y la Universidad de Campinas (370).

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