Daniel Day-Lewis está de regreso. El célebre actor, tres veces ganador el Oscar, decidió ponerle fin a su retiro luego de ocho años para coescribir y protagonizar Anemone, la ópera prima de su hijo Ronan Day-Lewis.
Focus Features lanzó hoy el primer tráiler de la película, un drama independiente del que también participan Sean Bean, Samuel Bottomley, Safia Oakley-Green y Samantha Morton.
“La película ambientada en el norte de Inglaterra comienza cuando un hombre de mediana edad (Bean) sale de su casa suburbana en un viaje al bosque, donde se reconecta con su hermano ermitaño (Day-Lewis)”, describe la sinópsis del film, publicada por el portal Variety. “Unidos por un pasado misterioso y complicado, los hombres comparten una relación tensa, aunque ocasionalmente tierna, una que fue alterada para siempre por eventos devastadores décadas antes”, completa el sitio.
El proyecto de Focus Features tendrá su estreno mundial en el marco del Festival de Cine de Nueva York que dará inicio el próximo 26 de septiembre y se extenderá hasta el 13 de octubre.
En octubre del 2024 una imagen despertó los rumores sobre un posible regreso del protagonista de Mi pie izquierdo al ruedo: al actor lo encontraron en medio de un rodaje a bordo de una moto mientras recorría las calles de Manchester, Inglaterra, con su par Sean Bean detrás de él. Day-Lewis iba vestido con una campera verde, pantalones negros, botas marrones y guantes negros. También llevaba un casco blanco, anteojos de sol dorados y la barba canosa bien recortada. Cuando los medios norteamericanos consultaron sobre este nuevo proyecto, los representantes de Day-Lewis no respondieron inmediatamente.
En junio de 2017, luego de su memorable interpretación en El hilo fantasma, Day-Lewis anunció su retiro definitivo a través de un comunicado. Según el texto, se trataba de “una decisión personal”. La misiva aseguraba que ni él ni sus representantes iban a hacer más declaraciones al respecto. Su vocero, Leslee Dart, solo añadió que el británico, de 60 años en aquel momento, estaba “inmensamente agradecido a todos sus colaboradores y al público a lo largo de estos años”.
Cuando rompió el silencio sobre su retiro, el mismo Day-Lewis le explicó a W Magazine las razones de su desencanto con la industria de Hollywood. “Necesito creer en el valor de lo que estoy haciendo, el trabajo puede ser vital e incluso irresistible. Si la audiencia así lo piensa, eso debería ser suficiente para mí, pero últimamente no lo es”, manifestó con candidez y añadió: “Sabía que era poco convencional hacer una declaración [de su retiro]. Pero quería dibujar una línea. No quiero volver a verme absorbido por otro proyecto. Toda mi vida he hablado sobre cómo tenía que dejar de actuar y no sé por qué era diferente esta vez, pero el impulso de dejarlo se quedó en mí, se convirtió en una compulsión”.
“Ni siquiera sabía que iba a dejar de actuar”, confesó por aquel entonces sobre lo que le pasó por la cabeza antes de rodar la que habría sido su última película El hilo fantasma. “Sí sé que el director, Paul Thomas Anderson, y yo nos reímos mucho antes de hacer la película. Y luego dejamos de reírnos porque a los dos nos invadió una sensación de tristeza”, explicó.
El actor aseguró que se sentía tan preparado para dejar atrás ese proyecto que incluso no iba a verlo. “No querer ver la película está relacionado con la decisión que he tomado de dejar de trabajar como actor”, explicó. “Pero no es que la tristeza llegó para quedarse. Eso ocurrió durante la narración de la historia, y no sé muy bien por qué”.
Nacido en Londres en 1957, hijo del poeta laureado de Gran Bretaña Cecil Day-Lewis y la actriz Jill Balcon, a Day-Lewis la interpretación le fascinó ya desde sus tiempos de estudiante, pues la consideraba “la única y más perfecta huida del mundo”. A los 12 años recibió su primer papel en la gran pantalla: una breve aparición en Dos amores en conflicto, de John Schlesinger.
En 1990 ganó su primer Oscar luego de meterse en la piel del artista y escritor irlandés con parálisis cerebral Christy Brown en Mi pie izquierdo, proyecto para el cual practicó durante meses escribiendo y pintando con el pie. En 2008 volvió a consagrarse con el premio por encarnar a un magnate petrolero en Petróleo sangriento, de Paul Thomas Anderson. El tercero lo alzó en 2013 gracias al drama histórico de Steven Spielberg Lincoln, en el que dio vida al decimosexto presidente de los Estados Unidos, con quien logró un sorprendente parecido físico.