¿Qué hace un jubilado un domingo a la tarde en el día del amigo? Lidio estaba trabajando en medio de la meseta norpatagónica para la empresa constructora del oleoducto, de la que son dueños compartidos el grupo Rocca y el grupo Mindiln, dos de los mas grandes capitalistas multimillonarios de cepa nacional que habitan en el negocio de Vaca Muerta. Una muerte que encierra muchas injusticias, demasiadas; para unas provincias como Río Negro y Neuquén, que se venden como el paraíso del equilibrio fiscal, la seguridad jurídica empresarial y la “generación de empleo”.
Te puede interesar: Crimen laboral: un jubilado murió trabajando en el oleoducto de Vaca Muerta
Te puede interesar: Crimen laboral: un jubilado murió trabajando en el oleoducto de Vaca Muerta
En primer lugar, de larga data: la jubilación no alcanza para vivir. Está más que claro desde que el movimiento de jubilados tomó las calles todos los miércoles, pero es una situación que se arrastra de los anteriores gobiernos peronistas y macristas. Con el único aditamento que con Milei empeoró aún más. Esto es lo que hace más aberrante un crimen social que surge de un accidente laboral evitable.
En segundo lugar; muere trabajando bajo los ritmos frenéticos para la construcción de un oleoducto con fecha de “finalización de obra”: fines de 2026. El objetivo: llegar a exportar hidrocarburos desde ese año y que para 2031 sean el equivalente a 21 mil millones de dólares. Si ya la producción de Vaca Muerta es récord mes a mes, lo que planean en unos años es triplicar la producción en los pozos, ciento por ciento para exportación. Hágase la cuenta: para una inversión total de uno 2 mil millones de dólares, serían a grosso modo unos 19 mil millones de dólares que irán a parar año tras año a las arcas de Chevron, Shell, Vista, PAE, Tecpetrol y un mundo de bancos internacionales y algunos socios nacionales como los responsable directos de la muerte de Lidio.
La noticia tomó por sorpresa al gobernador Weretilneck. En Río Negro hay una mayor dependencia de los capitales inversores, porque aún hoy la provincia vecina de Neuquén no tiene bocado que comer de la torta extractivista del fracking. Y por ello es que el mandatario vendía a través de sus funcionarios lo que ya era su discurso de campaña electoral: defender Río Negro para los rionegrinos favoreciendo los negocios que interesan a la provincia por sus beneficios como la generación de empleo. Ahí está la peor noticia del gobernador y de las patronales: se murió un jubilado que había llegado desde Temperley para laburar con las retro-excavadoras en plena ola polar en la meseta norpatagónica. Este crimen laboral golpea en ese punto de flotación del discurso de los gobernadores como Weretilenck y Figueroa, quienes se desviven mostrando las obras realizadas o los números de producción récord del petróleo nacidos del fracking en Vaca Muerta.
La represión de Figueroa a las comunidades mapuche que buscan su reconocimiento legal y que son parte de la defensa de las aguas del Mari Menuco, amenazado por el fracking, también es parte de las injusticias que encierra Vaca Muerta y esta construcción del oleoducto: ¿es necesario vender todos los bienes comunes naturales de una nación a las empresas imperialistas, para generar unos puestos de trabajo temporarios, mal remunerados y que tienen como fin consolidar una estructura decadente de primarización absoluta de la economía?
Te puede interesar: Comunidades mapuche denuncian la brutal represión en Neuquén
Te puede interesar: Comunidades mapuche denuncian la brutal represión en Neuquén
Existe un consenso entre Milei y los gobernadores, impulsando el equilibrio fiscal y el ajuste. Pero también existe un consenso extractivista, en donde allí también se anotan los peronistas de todas las internas, incluyendo al cristinismo que puso en su boleta para gobernador rionegrino al propio Weretilneck. El oleoducto también fue bandera de massistas, albertistas, soristas. Todos salieron auspiciando los spots del oleoducto. Entonces resulta de esto una cuarta injusticia: la de toda una casta política de libertarios, macristas, radicales, pichettistas, peronistas y lo provincialistas de la “Neuquinidad” o del “Juntos Somos Rio Negro”. Es el núcleo duro incuestionable del modelo extractivista, que día a día no para de estallar en contradicciones para el pueblo trabajador y el ambiente.