lunes, 31 marzo, 2025
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Emiliano Dionisi: «El catch nunca me gustó hasta que descubrí que era mitad boxeo mitad teatro, una gran teatralidad deportiva»

“El San Martín es muy familiar para mi, crecí en sus pasillos. Es un espacio de servicio único donde el arte puede explayarse con riesgo, responsabilidad y recursos para que la gente pueda acceder a eventos teatrales extraordinarios a precios accesibles”, dice Emiliano Dionisi, director de “Sansón de las islas”, la reciente pieza de Gonzalo Demaría, director del Cervantes, con un elenco integrado por Luciano Castro, Manuel Vicente, Vanesa Maja y Gonzalo Gravano, y la participación de los cantantes Constanza Díaz Falú y Fernando Ursino.

Debuta el sábado a las 20.30 en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín y pone en escena la historia de Sansón, un luchador de catch muy popular pero enfermo y retirado quien debe regresar al ring a la fuerza. Es la Guerra de Malvinas y el gobierno militar necesita elevar la moral del país por lo que organiza un programa de televisión masivo para el que se convoca, entre otras figuras, a Sansón. Por insistencia de su esposa, el decadente personaje acepta enfrentarse a un rival más joven.

El diseño de vestuario es de Jorge López, el diseño de iluminación es de Lucía Feijoó, el diseño de escenografía es de Cecilia Zuvialde y la música original y dirección musical es de Manuel de Olaso. Conversamos con Dionisi.

Periodista: ¿Qué encontraste en este texto de Demaría?

Emiliano Dionisi: Un texto potente, que me gustó desde la palabra uno hasta el fin, que construye una fábula en un pasado reimaginado.

Prensa_Sanson de las islas-Foto Carlos Furman4.jpg

Emiliano Dionisi dirige la obra de Gonzalo Demaría.

Hace mucho que no me ofrecen algo tan sólido, admiro a Gonzalo Demaría por su producción, su versatilidad, su inteligencia, responsabilidad y humor en lugares tan complejos.

P.: La obra evoca la guerra de Malvinas desde el catch, ¿cómo es eso?

E.D.: Esta es la posibilidad de sanar una vieja herida a partir del teatro, Malvinas es una herida tan fuerte por lo que significó, porque no fue una guerra fue una matanza, fue una gran bomba de humo para distraernos a costa de nuestros pibes. Toda una generación y familias rotas, es tan dolorosa la marca de Malvinas que Demaría reimagina esta transmisión de 24 horas por Malvinas donde se juntaba un dinero que nunca llegó. Y mete una especie de héroe venido a menos que se le presenta la posibilidad de cambiar el rumbo de la historia. De manera muy dolorosa y jugada le dice a la gente lo que está pasando. Poner un pequeño heroe que haga un gesto de justicia es emocionante y celebratorio.

P.: La obra sigue la historia de un luchador, personaje que últimamente apareció en varias obras, desde “Gayola en París” hasta el unipersonal de Luciano Castro, ¿por qué?

E.D.: Pasa con las tematicas que cuando empieza una se empiezan a repetir. Es algo que está en el aire, en el inconsciente colectivo o en las estéticas, es espectacular ver que hay historias que de distintos puntos de vista se empiezan a tocar y podemos indagarlas desde diferentes universos. En este caso la lucha, los boxeadores, este deporte con golpes, es algo que me llama mucho la atención pero particularmente aca es el catch, mitad boxeo mitad teatro, una gran teatralidad deportiva, una mezcla a al que se suma la lucha entre el bien y el mal, que al fin y al cabo es el gran argumento del teatro universal. Nunca pensé que iba a hacer algo con este tema, el catch es algo que nunca me gustó mucho, me parecía demasiado heterosexual hasta que fui a Mexico y me invitaron a las luchas. Fuimos y me enamoré por esta cosa teatral física casi del mundo del circo y por lo que vive la gente, que cree a rajatabla que lo que pasa ahí es real, que hay un bueno y un malo, golpes, un giro inesperado y la gente se emociona y grita y celebra y se abraza. El catch es un teatro muy de ritual. Nunca me pierdo en Mexico la oportunidad de ir a las luchas.

P.: ¿Cómo recrean el aire de época?

E.D.: Es espectacular, todo sucede en la vieja TV pública, un estudio de TV pero que podría ser un hangar, espacio desangelado, insonorizado, donde no se escucha qué pasa, esa analogía con los centros de detención y que ahí adentro se genera un discurso hacia el afuera y un relato me pareció tremendo. Volver a ese lugar donde imagino que la gente se habrá abrazado a una esperanza de ser mejores, de salir adelante con una especie de enemigo externo cuando el enemigo estaba adentro. Tanto para repensar, abrazarnos y entender sobre todo hoy.

P.: ¿Qué significa hacer la obra en el San Martín?

E.D.: Es un lugar muy especial, estoy en esos pasillos desde muy chico, hace 26 años cuando debuté en “Galileo Galilei” dirigido por Schumacher, después estuve como actor entonces digo que los pasillos son como la casa de mi abuela, crecí ahí adentro , los que trabajan en peluquería o maquinaria me preguntan como están mis viejos, es muy familiar y querido ese lugar. Es un servicio para que la gente no sienta que el arte está lejos, o marcado por leyes de mercado, de lo que se puede pagar o no. Todos nosotros que somos Estado nos ponemos de acuerdo en que además de salud y educación pública somos mejores si tenemos cultura pública. Celebramos a autores propios y extranjeros, exploramos nuestras realidades artísticas y accedemos a eso. La gente tiene derecho de sentirse atravesada y repensada por el arte y los artistas. Eso nos hace mejores. En el San Martin se hacen cosas muy pequeñas en la sala más chica e inmensas en las grandes. Estamos dando la oportunidad al público de ver algo que en otro lado sería muy costoso o acaso ni siquiera se hacen, porque son difíciles de solventar. El público merece ver grandes experiencias teatrales, grandes escenografías y músicas compuestas para la ocasión y vestuarios imaginados con pasión. El teatro argentino nos representa, es un espejo para nosotros. tenerlo con esta magnitud es algo de lo que siento orgullo.

P.: ¿Cómo ves teatro y cultura?

E.D.: Buenos Aires siempre es una ciudad muy pujante, con oferta espectacular de teatristas, con oportunidad de ver teatro y eventos de lunes a lunes a cualquier hora para todos los bolsillos. A la gente le cada vez menos y estamos preocupados por hacer valer nuestro trabajo, la profesionalización mejora lo que hacemos, estamos dentro de un contexto difícil. saldremos adelante, resistiremos, necesitamos apoyo. Se están dando algunas oportunidades para repensar cómo producimos, es lindo entender que no podemos producir solos sino a partir de la gran comunidad que somos. No podemos rendirnos a las leyes del mercado que pide producir más y barato. Estamos para construir a partir de la emoción espacios para hacernos preguntas. El teatro es un servicio y tenemos que hacer que llegue de manera poderosa.

P.: ¿Qué podés explicar sobre los cuestionados subsidios al cine o el teatro?

E.D.: A los 19 puse todos mis ahorros en una obra y fue la gripe A, la baje de cartel y perdi todo. Pude hacer la segunda obra gracias a un subsidio sino no la hubiera hecho y hoy no estaría aqui con esta posibilidad de producción. Esas ayudas son pequeñas para Estado pero enormes e importantes para los artistas. Defiendo que esos pibes puedan hacer sus primeros trabajos y encontrar el camino para profesionalizarse.

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