El film de Morgan Simon, protagonizado por Valeria Bruni Tedeschi, tiene logradas interpretaciones y un libro en el que las emociones de sus personajes abarcan un amplio abanico, sin cargar nunca las tintas
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Felix Lefébvre y Valeria Bruni Tedeschi en «Una vida soñada»
Valeria Bruni Tedeschi, celebrada intérprete de personajes risueños y dramáticos, generalmente de clase acomodada (por ejemplo, “Loca alegría”, “Un castillo en Italia”, “El capital humano”), desarrolla en “Una vida soñada” todo un espectro de emociones bien representadas, desde las diferentes formas de incertidumbre, enojo y desolación hasta, por suerte, el suave regocijo de quien ve cómo las cosas se van componiendo a su favor.
Esta vez su personaje, madre soltera cincuentona y algo ridícula, tuvo casa con jardín, vive ahora en el abigarrado departamento de un edificio municipal, no consigue trabajo, no tiene amores ni amistades y para colmo su hijo adolescente, su única familia, no la soporta y se lo dice en la cara. En el fondo la quiere, pero no se entienden, cosa propia de la edad y las circunstancias. Así se plantea la vida de esta infeliz pero, ya lo dijimos, las cosas van a mejorar. El cine nos da esos consuelos, de otro modo poca gente pagaría la entrada.
Lo interesante es que esto se expone en un tono mesurado, realista sin cargar las tintas. La caracterización de la actriz también va por ese lado (y la cámara va hacia su rostro, que muchas veces dice más que las palabras). La acompañan Felix Lefébvre, que ya no es tan adolescente pero actúa bien, y Lubna Azabal, nacida Loubna, que aquí opera como la vecina comprensiva. Hay algo más, una relación medio atrevida para ambas actrices, pero “es la moda”, como dice el hijo (y la canción que las acompaña es la vieja “Parole, parole”, por Dalila y Alain Delon).
Conviene anotar el nombre del director de este film, Morgan Simon, habitualmente dedicado a cuadros familiares como “Compte tes blessures”, cuenta tus heridas, sobre un rockero todo tatuado fastidiado por la nueva mujer de su padre. Y anotar también el nombre de Lubna Azabal. Belga, hija de español y marroquí, la vimos destacarse en películas árabes, israelíes y europeas, como la palestina “Paradise Now”, la franco-canadiense “Incendies” (así, con esos títulos, se estrenaron entre nosotros) y también una de espionaje de Ridley Scott, “Red de mentiras”.
“Una vida soñada” (Une vie revée, Francia, 2024); Dir.: Morgan Simon; Int.: Valeria Bruni Tedeschi, Felix Lefébvre, Lubna Azabal.