miércoles, 1 enero, 2025
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Argentina 2035: un futuro de litio o de inteligencia artificial?

Viajamos al futuro cercano, aquí cerquita, al 2035, para ver en qué andaba la economía argentina. En perspectiva, el litio se vio como una buena apuesta, pero dejaba que desear la inteligencia artificial, a la que le cuesta arrancar en este país ¿bendecido? por sus riquezas naturales y recursos primarios.

El futuro no se puede predecir, pero muchos autores afirman que se crea primero en el plano declarativo y luego con acciones alineadas a una visión poderosa. Esta premisa vale para personas, empresas y naciones. Argentina, al cierre de 2024, es un ejemplo de ello. Si viajáramos al pasado tan lejos como noviembre de 2023, nadie habría imaginado que la inflación mensual de noviembre 2024 rondaría el 2,4 por ciento, que descendería el riesgo país o que de a poco volverían a estar disponibles instrumentos como los créditos hipotecarios a largo plazo.

Argentina demostró ser un lugar donde todo puede suceder, incluso un “milagro económico”. En la alocución que ofreció recientemente a propósito de su primer año de gobierno, el presidente Javier Milei sentenció: “la recesión terminó y el país finalmente ha comenzado a crecer (…) Esto no quiere decir que hayamos llegado a puerto, pero sí quiere decir que podemos terminar el año con alivio y que hemos dejado atrás lo peor y arrancar el año entrante con la certeza de que el futuro será cada vez mejor”. Luego enfatizó: “Hace un año nos encontrábamos entre los peores 35 países del mundo en el ranking de libertad económica, hoy ya nos encontramos en la mitad superior de la tabla y no vamos a parar hasta convertirnos en el país más libre del mundo. Por eso nuestro objetivo es hacer 3200 reformas estructurales más antes de terminar nuestro mandato”.

Sin embargo, construir el futuro no está exento de obstáculos. A veces surgen eventos improbables, que poca gente ve venir y que cuando se materializan tienen un gran impacto -”cisnes negros”, según Nassim Taleb-, trastocan el orden establecido y obligan a replantear certezas. Para muchos, la llegada de Milei al poder fue un cisne negro, uno que sacudió creencias y planteó interrogantes sobre cuan rápido podría la viene de Argentina salir de su crisis estructural y la sostenibilidad del nuevo rumbo, en un país con históricas alternancias de modelos políticos sin un proyecto nacional de largo plazo.

Aunque la vida social, económica y cultural pueda encontrarse en el ámbito de los cisnes negros, sí podemos imaginar futuros posibles para Argentina, basados en tendencias y señales del presente. La invitación es pensar, por ejemplo, cómo se perfilará hacia 2035, explorando de qué forma la generación y exportación de tecnologías emergentes y recursos estratégicos podría impulsar su desarrollo económico y energético.

Situación actual en materia de competitividad. El último informe del Centro de Estudios de la Unión Industrial Argentina señala que “la productividad y los avances en materia de innovación se encuentran afectados por el ‘costo argentino’. Puertas afuera de las fábricas, Argentina acumula pasivos que impactan negativamente sobre la competitividad de las cadenas de valor (déficits en infraestructura, energía, conectividad y logística, presión tributaria, bajo financiamiento, aumento de costos en dólares, entre otros). Todos desafíos que el gobierno de Milei se propone solucionar, pero que dependen de muchos factores”.

Perspectivas en materia de Oil & Gas. Un documento del Banco Central de la República Argentina proyecta, para el periodo 2024-2030, un gran desempeño en exportaciones de petróleo crudo de origen no convencional. Se asume que la nueva infraestructura de transporte (gasoductos y oleoductos) permitirá sustituir importaciones y ampliar la capacidad de exportación. Según sus estimaciones, las exportaciones totales de combustibles podrían pasar de 10.400 millones de dólares en 2024 a 36.700 millones en 2030.

Boom del litio: “La demanda fue tan alta que en recursos humanos que no teníamos perfiles disponibles»

Litio ¿una ventaja estratégica de cara a 2035? El carbonato de litio es un recurso cuya explotación creció en el país. Daniel Dreizzen, director de Aleph Energy, explica: “Argentina tiene la ventaja de que producir litio es muy económico. Es más fácil extraerlo acá que en otros lugares y por la tecnología que se usa es de los litios más económicos del mundo, además la concentración de los salares de Argentina es muy buena”.

Si bien el precio del carbonato de litio descendió hasta poco más de 10.500 dólares la tonelada en octubre último, su demanda, impulsada por la producción de baterías para vehículos eléctricos, parece sostenerse en el tiempo. “Si la economía sigue su proceso de estabilización y entran más proyectos e inversión, incluso estos valores de litio de diez mil dólares por tonelada siguen siendo competitivos. Hay otros proyectos de roca que no lo serán”, apuntó Dreizzen.

Según el informe mensual de minería con foco en litio de Aleph Energy, en noviembre de 2024 había sesenta y ocho proyectos en distintos niveles de avance en el país. De ellos, solo tres están en producción y concentran toda la exportación de carbonato de litio. Otros siete proyectos están en construcción y el resto en etapas más tempranas. Para septiembre de 2024 se habrían producido 5.722 toneladas, un 63 por ciento más que en septiembre de 2023.

“Si se ponen en producción todos los proyectos que hoy están planteados -concluyó Dreizzen-, el litio podría llegar a 4.000 millones de dólares en exportaciones entre 2030 y 2035”.

RIGI como motor de la competitividad económica. El Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI) fue creado para atraer proyectos que superen los 200 millones de dólares, ofreciendo estabilidad y seguridad jurídica a inversores a largo plazo, independientemente del clima político. Pese a que la historia política argentina implica un desafío, cada vez más empresas se suman al régimen. En la industria de petróleo y gas, YPF y otras seis firmas energéticas presentaron Vaca Muerta Sur al RIGI, con una inversión de 3.000 millones de dólares.

Inteligencia Artificial: innovación, regulación y el futuro de los datos

Mientras tanto, en la industria minera, POSCO Argentina solicitó ingresar al RIGI con una inversión de 1.000 millones de dólares en el Salar del Hombre Muerto, contemplando la construcción de una planta de carbonato de litio a fines de 2025, según datos aportados por el informe mensual de minería con foco en litio de Aleph Energy. Ambas iniciativas sugieren un renovado interés inversor, más allá de los riesgos a largo plazo.

Estado del avance de la IA en Argentina a 2024. Muchos países compiten hoy por integrar IA, blockchain y computación cuántica a sus estrategias económicas para elevar su productividad, crecimiento y competitividad digital. Argentina parte de un nivel rezagado. Cristian Santander, Director de Inteligencia Artificial aplicada de la UTN, afirma: “Hoy no tenemos capacidad de generar modelos fundacionales, de estar en la cresta de la ola de la inteligencia artificial generativa. Hoy somos usuarios de IA, no somos generadores de IA (…) y estamos partiendo de un lugar muy atrasado hacia la meta de ser un polo de IA relevante para el mundo”.

Según el Ranking Mundial de Competitividad Digital 2024 del International Institute for Management Development (IMD) que mide la capacidad y preparación de diversas economías nacionales para adoptar y explorar las tecnologías digitales como un motor clave de la transformación económica en los negocios, el gobierno y la sociedad en general, Argentina ocupa el puesto sesenta y dos entre las sesenta y siete economías estudiadas.

El IMD define la competitividad digital en función de tres factores principales:

  • Conocimiento, que se centra en estudiar el desarrollo del capital humano.
  • Tecnología (regulación, inversión e infraestructura) para impulsar el avance digital.
  • Preparación para el Futuro, que evalúa qué tan preparada está una economía para adoptar los cambios digitales.

¿Pasos en la dirección correcta? Convertir a la Argentina en un polo de inteligencia artificial exige asegurar energía limpia, ya que una búsqueda en un motor de IA generativa consume cinco veces más energía que la que usa Google para indexar su buscador. El gobierno de Milei anunció planes para ampliar la capacidad nuclear, pero aún no está claro si la infraestructura llegará a tiempo para 2035.

“Hay que mejorar la matriz energética para darle soporte a lo que se viene de IA, pero algo muy bueno es que tenemos un marco regulatorio favorable. Hoy no tener una regulación restrictiva como sí tiene Europa nos abre el panorama a la posibilidad de que haya empresas que quieran instalarse en el país”, resaltó Santander.

Para ser un polo de IA se necesita acelerar la adopción de tecnología y generar conocimiento. En el indicador ‘preparación para el futuro’ del IMD, Argentina obtiene bajas calificaciones en agilidad empresarial y capacidad de integración IT. Sin embargo, destacó Santander, “el hecho de que haya una Sociedad Argentina de Inteligencia Artificial (SAIA) es un gran primer paso para que el ecosistema se empiece a ordenar”.

Aunque el país aún deba recorrer un largo camino, hay iniciativas prometedoras. El pasado 10 de diciembre se firmó en Neuquén un acuerdo entre siete instituciones y la Municipalidad de Añelo para constituir un polo de IA enfocado en la industria energética. Es factible que surjan más polos regionales si el gobierno cumple su promesa de reducir impuestos y permite mayor autonomía impositiva a las provincias, estimulando la competitividad entre ellas.

Viajando a 2035 ¿una argentina a la vanguardia de la IA? Le pedí a Fredi Vivas, CEO de Rockingdata y autor del libro Cómo piensan las Máquinas, que hiciéramos un viaje al futuro a lo Marty Mcfly, imaginando un escenario en el que Argentina se convirtió en un polo de inteligencia artificial y esto fue lo que encontramos en el viaje:

“En el trayecto entre 2024 y 2035 hubo un cambio de mentalidad para poder convertirnos en un polo de IA. Antes pensábamos todo desde un mindset de reemplazo, pero logramos desarrollar otra mentalidad que llamo mindset de crecimiento de IA, para hacer cosas que antes eran imposibles. (…) 2024 fue el año 0. Se empezó a trabajar en el pensamiento analítico, para que los chicos aprendieran qué hace y qué no hace la IA, cómo se piensa un proyecto de IA, y en 2035 todos los alumnos del país tienen un tutor gratis de IA. Los maestros se dieron cuenta de que son irremplazables y que podían apoyarse en la tecnología para mejorar su trabajo”, explicó Vivas.

También vimos, añadió, cómo el apoyo gubernamental para la adopción tecnológica en las PYMES era una política de estado, fuertes inversiones en infraestructura, un fuerte desarrollo de la investigación académica y una mirada de largo plazo, porque hay tecnologías que hoy usamos que llevaron años de investigación.

“Volví a 2024 con historias que quise contar siempre como argentino y que no podía porque estábamos fuera del mapa en tecnología. En 2035 aún no estamos en el pico de esplendor al que podemos llegar en IA, eso quizá lo veremos en 2050 si hacemos las cosas bien”, concluyó el experto en tecnología.

El camino se hace andando. La Argentina está demostrando una notable resiliencia y, en palabras de Milei, “sus ganas de dar un salto al futuro”. Aunque la velocidad y la magnitud de estos cambios dependa de factores impredecibles -incluidos posibles cisnes negros-, el país hoy tiene un potencial tangible en la combinación de recursos estratégicos, incentivos como el RIGI y el desarrollo de tecnologías emergentes. La gran incógnita y a la vez la gran aventura, es cuán capaces seremos de coordinar esfuerzos públicos y privados, revisar nuestros modelos de educación y apostar por una cultura que abrace tanto la disrupción tecnológica como la reinvención productiva que sostenga la evolución hasta 2035 y más allá.

*Experta en Cambio Organizacional. CEO de Courage Estrategies Consulting / couragestrategies.com.

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