El Gobierno de Jorge Macri echó este martes al jefe y al subjefe de la Policía de la Ciudad, en medio del escándalo por una nueva fuga de presos de una comisaría porteña.
El anuncio lo hizo el ministro de Seguridad, Waldo Wolff, en una conferencia de prensa realizada este mediodía. El jefe saliente, Pablo Kirsch, había asumido su cargo en mayo tomando el lugar que había dejado Diego Kravetz. En el mismo acto había sido ascendido como subjefe, Jorge Azzolina, quien también fue separado de sus funciones hoy.
El nuevo jefe designado en la Policía de la Ciudad es el comisario general Diego Ariel Casalo, quien estaba a cargo de la Superintendencia de Pacificación de Barrios. La subjefatura quedó en manos de la comisario general Carla Mangiameli, quien venía de dirigir el área de Desempeño profesional y antes estuvo a cargo del Departamento de Investigaciones Administrativas.
Wolff anticipó que los cambios son un primer paso a una reestructuración más profunda y fue vehemente al afirmar que a pesar de la crisis de superpoblación en las comisarías porteñas, no se puede aceptar que 17 detenidos escapen por un boquete y que las autoridades se enteren dos horas después. «Acá hubo connivencia o negligencia», aseguró.
La Ciudad anunció que puso en marcha una serie de acciones y medidas tendientes a esclarecer este episodio. En este sentido, se está trabajando con el Fiscal General, Juan Mahiques, para realizar una investigación exhaustiva al interior de la fuerza para determinar responsabilidades. Asimismo, la División Unidad Táctica de Intervenciones en Alcaidías (DUTIA) está trabajando con requisas y profundizará los controles.
Las remociones se resolvieron horas después de que se conociera la fuga de 17 presos de una comisaría de Liniers, tras hacer un boquete en una pared. El escape se concretó desde uno de los patios internos de la Alcaidía Comunal 9, en la calle Gana 430, debajo de la autopista Perito Moreno.
Según información a la accedió Clarín, los detenidos que se fugaron estaban alojados en dos pabellones, el C y el D. Se supo también que la perforación tiene unos 30 centímetros de diámetro. Allí también se halló un hierro del tipo punta, de aproximadamente 20 centímetros.
Las paredes de la dependencia son de ladrillo hueco, y están en sectores a los que los internos acceden, por ejemplo, para colgar su ropa. Se cree que como había colgadas sabanas y colchones, eso dificultó la visión de las cámaras de monitoreo.
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