Gerardo Grieco, director del Teatro Colón, acompañado por la ministra de Cultura porteña Gabriela Ricardes, Andrés Rodríguez, Nadia Muzyca, Zoe Zeniodi y Gustavo Mozzi, anunciaron la Temporada 2025 de nuestro primer coliseo.
Se presentaron sólo las temporadas de ópera, ballet y conciertos de la Orquesta Filarmónica. Habrá que esperar hasta marzo para conocer el resto de la programación: los anuncios de las visitas internacionales, la programación de Colón Contemporáneo, CETC, Colón para chicos, entre otros. También para conocer las fechas exactas de las funciones y el elenco que encabezará cada producción.
Aunque Rodríguez adelantó algunos nombres: María José Soro (Aída), Martín Muehle (Aída), Carolina López Moreno (Suor Angelica), Jean Francois Borras y Arturo Chacón Cruz (Werther), Jessica Prat y Dimitri Korchak (I Puritani), Ricarda Merbeth (Salomé). También se refirió a algunos de los directores de orquesta invitados, Stefano Ranzani, Maurizio Benini, Phillipe Auguin, Daniel Oren y Erik Nielsen.
La programación anunciada básicamente consiste en siete títulos líricos (una reposición, un estreno, una versión de concierto y cinco nuevas producciones), cinco ballets y dieciocho del ciclo de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires.
Fue un anuncio de Temporada 2025 con una programación “sin fuegos de artificio”, como dice Grieco más abajo.
La temporada está atravesada por un rumbo nuevo que se le quiere dar a la gestión, de tipo coral, y que pretende una reestructuración profunda del Teatro de cara a la celebración de los cien años de sus cuerpos estables. Pero, una vez más, esa reestructuración dependerá de la continuidad y apoyo político que se le brinde a la gestión, que esperemos sea de largo plazo.
Ricardes cerró la presentación resaltando el desafío del cambio de paradigma que propone la nueva gestión, un cambio que promete ser profundo y transformador, y que la ministra propone acompañar junto a “un equipo sensacional”, guiados por el aniversario de los cien años de los elencos estables.
Subrayó el deseo de volver a ese origen y que, aunque siempre los cambios profundos son riesgosos, aseguró que todo irá para mejor. Se refirió a la Temporada como excepcional en un momento de cambio de paradigma. Adelantó que el comienzo y cierre de Temporada de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires será al aire libre, abrirá el 8 de marzo, Día de la mujer, en el Puente de la Mujer, y también que ya están disponibles a la venta los abonos de ópera, ballet y Orquesta Filarmónica.
Una temporada atractiva
La temporada lírica 2025 marca una regresión respecto de 2024 en sentido cuantitativo. Se harán siete títulos (en verdad seis porque uno será en versión de concierto escénico) contra los ocho de la temporada anterior. Sin embargo, cualitativamente es una temporada atractiva, ambiciosa y abarca un espectro amplio de estilos, épocas y enfoques dramáticos. La programación es novedosa, presenta un buen balance entre tradición y modernidad, con un estreno y cuatro nuevas producciones del Teatro.
La temporada abre y cierra con títulos clásicos, comenzará en marzo con Aida, de Giuseppe Verdi, y, una vez más, la histórica puesta de Roberto Oswald (prometen será la última reposición), con la dirección musical de Stefano Ranzani. La Traviata, de Giuseppe Verdi, cerrará la temporada en noviembre, con escena de Emilio Sagi y dirección musical de Daniel Oren.
Il Trittico (Il Tabarro / Suor Angelica / Gianni Schicchi) de Puccini, es la única producción a cargo del Teatro Comunale di Bologna. Subirá en mayo con dirección de escena a cargo de Escena Pier Francesco y dirección Musical de Beatrice Venezi.
Billy Budd, de Benjamin Britten, promete ser uno de los títulos más resonantes de la temporada. Se trata de un estreno argentino, producción del Teatro Colón, con Marcelo Lombardero a cargo de la dirección escénica. Subirá en julio con la dirección musical de Erik Nielsen.
Werther también es una producciones nueva del Teatro. La obra de Jules Massenet contará con la dirección escénica de Rubén Szuchmacher y la dirección musical de Ramón Tebar (agosto/septiembre)
En versión de concierto subirá en septiembre I Puritani, de Vincenzo Bellini, con dirección Musical de Maurizio Benini.
Después de 26 años vuelve a la sala del Colón Salomé y con producción propia. La ópera de Richard Strauss tendrá la dirección musical de Philippe Auguin y en la Dirección de Escena estará a cargo de Bárbara Lluch.
Gustavo Mozzi presentó a la flamante directora titular de la Orquesta Filarmónica como la “directora dinamita”, Zeo Zeniodi. Haciéndole honor a su apodo, Zeniodi presentó con gran entusiasmo y energía el ciclo de abono de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, que tendrá 18 conciertos, de los cuales Zeniodi va a dirigir la mitad. El resto estarán a cargo de los directores invitados Baldur Brönnimann, Max Valdés, Tito Ceccherini, Perry So, Kakhi Solomnishvili y Srba Dinic.
La directora se refirió a su designación en un castellano perfecto, con ligero acento español: “Es muy muy importante. Cuando vine a dirigir aquí por primera vez, entré a la sala del Teatro Colón y lloré. Esto no me ha pasado nunca porque normalmente un teatro no te puede hacer esto, pero este sí. Estoy feliz, contenta y entusiasmada por tener la oportunidad de trabajar en este teatro por los próximos años”.
Zeniodi se refirió a la programación variada, con la inclusión de música de compositores no tan transitados como Luis Farrenc, Silvestrov, Benzecry, Gabriel Ortiz. Y obras de compositores conocidos pero no tan transitadas, como el Sinfonía nº3 de Copland, varios ciclos cortos de ‘Haydn a Bruckner’, o los Mundos Románticos que reflejan la unidad conceptual y a la vez sorpresiva en cada concierto”.
La flamante directora griega resumió su visión en un concepto del griego antiguo: Methexis. Se refiere, según explicó, al arte de compartir, participar, de estar en comunidad, donde también participa la comunidad en sintonía con las personas que interpretaban o creaban juntas la obra de arte. “Methexis es exactamente lo que estamos soñando en esta nueva etapa de la organización de la OFBA. Una etapa donde lo más importante de todo nuestro trabajo será compartir la música con la comunidad, ofreciendo a nuestros ciudadanos excelencia artística y la posibilidad de sentir y disfrutar emocional y cognitivamente la música, y de ser al mismo tiempo, protagonistas del hecho artístico”, concluyó Zeniodi.
En cuanto al ballet, se verán Carmen, Cascanueces, Don Quijote y Oneguin, entre otros.
La palabra de Gerardo Grieco
“No tenemos muchos fuegos artificiales para transmitir. Es un rumbo que tomamos y que vamos a trabajar y perseverar en él hasta que se encuentre su navegación. Ahí habremos cumplido la tarea, y yo me vuelvo”, dice Gerardo Grieco, actual director del Teatro Colón, sobre la temporada 2025 anunciada hoy.
“Quiero que el teatro trabaje doce meses, siete días a la semana”, agregó el gestor uruguayo que terminó mudándose a Buenos Aires. “Estoy viviendo acá porque mis hijos, tengo trillizos, ya no son chicos. Ahora tienen 18 años”.
Grieco asegura que en una gestión es más fácil comprar estrellas y comprar lo hecho. “Es mucho más difícil -afirma– hacer este proceso de puesta en valor de lo que hacemos acá. Cuando vengan las estrellas tienen que aportarnos al proceso de excelencia artística, de lo contrario, no van a venir. Si viene una estrella del ballet a la compañía, le tiene que dejar un escaloncito más en el desarrollo de la calidad artística local. Sólo por el fuego artificial no nos interesa en esta parte del proceso”.
-¿Qué tipo de lineamientos guiaron el armado de la temporada que se acaba de presentar?
-En primer lugar, quiero decir que es una construcción de una visión compartida con la Ministra Gabriela Ricardes, durante bastante tiempo, y con el jefe de Gobierno. Esa parte fue una etapa vital, de diagnóstico. Y, a partir de ahí, armamos con la ministra un equipo de dirección del que estamos orgullosos: Julio Bocca, Andrés Rodríguez, Gustavo Mozzi, Zoe Zeniodi, Beatrice Venezi, Verónica Cangemi, Thelma Vivoni, Marcela La Salvia, Enrique Bordolini. Es un equipo grande, de liderazgo compartido, para resignificar el sueño de los fundadores que hace 100 años crearon los cuerpos estables con el cometido de darle continuidad a una producción artística de alta calidad. Este equipo busca resignificar ese sueño.
-¿Cómo se traduce todo eso en la programación que ancaba de anunciar?
-La primera interpretación de esto es la programación de abonos que presentamos, poniendo el eje de los 100 años de los elencos y la temporada de ballet, de ópera y de conciertos. Es el primer paso en la interpretación de esta visión que comenté y es un paso gigante en esta puesta en rumbo.
-Presentaron la temporada de abonos, pero no figuran anunciados los cantantes, tampoco la cantidad de funciones de cada título de ópera, ni los artistas extranjeros invitados. ¿Está contemplado hacerlo más adelante?
-Casi adrede no lo anunciamos ahora porque queremos poner el foco en los elencos y en sus 100 años. El 25 de mayo vamos a hacer una gala para esa celebración. Y la temporada lítica empieza con Aída, porque es una ópera que involucra los tres elencos y es la que inauguró el teatro. Es una ópera que tiene una historia muy especial con el Colón. Y la puesta de Roberto Oswald, que es casi un patrimonio de la humanidad. Decidimos centrarnos en las tres temporadas -de ópera, ballet y orquesta- y en marzo vamos a hacer algunos otros anuncios de ciclos de artistas invitados o de intérpretes. Entiendo que es muy importante las visitas pero no vamos a sustituir la calidad artística trayendo figuras.
-Parte de la historia del teatro tiene que ver con los grandes artistas internacionales que pasaron por su escenario con actuaciones antológicas.
-Vuelvo al sueño de los fundadores. Si levantás un teatro, se pueden tener visitas interesantes todos los años, pero si no se tiene una producción propia y de alta calidad, termina convirtiéndose en un proyecto efímero. No tiene consistencia. Por eso apostamos a encontrar -teniendo dos orquestas excelentes y un coro, una compañía de ballet-una línea de vuelta de gran desarrollo artístico de los elencos propios. Lo que más nos importa es el desarrollo de la compañía de ballet con Julio Bocca y queremos que esté en un par de años aclamada en Nueva York, París y Londres. Y queremos poner el foco en traer una figura.
-Para desarrollar ese proyecto habría que solucionar uno de los problemas más serios que enfrenta el Ballet Estable que es el de las jubilaciones. ¿Se está trabajando en eso?
-Estamos trabajando en todos esos frentes, en todas las estructuras del teatro, a través de un nuevo modelo de gestión. Esto es un traje a medida, es una co-creación, podría decir, ponemos los problemas arriba en la mesa y buscamos soluciones específicas.
-El Teatro Colón tiene una cuestión simbólica muy fuerte, y un aspecto institucional muy ligado a los vaivenes políticos. ¿cómo se hace para que la gestión institucional no ahogue la parte artística, para encontrar un equilibrio entre lo institucional y lo que se va a presentar como programación artística?
-Muchas veces se viven como antagonismos y es equivocado. Las épocas doradas de estos teatros suceden justamente cuando encuentran un equilibrio virtuoso, donde cada parte aporta la mejor de sí y se visualiza el mismo norte.
-¿De qué manera están trabajando con la Ministra Ricardes y el Jefe de Gobierno?
-Estamos tratando de alinear el mismo norte. El Jefe de Gobierno, la Ministra, la ciudad, los artistas, los técnicos, los elencos, y todos coincidimos en que hay que arreglar los usos y costumbres.
-¿A qué se refiere con usos y costumbres?
-“No hago tal cosa porque siempre se hizo así” o “si lo hago, lo hago de otra forma porque estoy enojado con el político de turno o dirección de turno”. Ahí no fluye ni la información ni la energía, ni se construye en la misma dirección. Eso se acumuló a lo largo de los años y de las décadas.
-¿Podría dar un ejemplo concreto de esos usos y costumbres que habría que reestructurar?
-Estamos discutiendo determinadas cosas con el ballet, con escenotécnica, con las orquestas, con los cantantes, con la organización y sistema de gestión pública del teatro con la ciudad. No quiero señalar ninguna en particular porque estamos en plena negociación.
-Espero que pronto nos pueda contar sobre esas reestructuraciones.
-Si lo hago ahora sería un error porque las contrapartes pueden verse ofendidas, argumentando que hablé acá, di mi mirada y no respeté sus posiciones. Es complejo. Noto que todo el mundo está como enmarañado en sus propias historias y, una de las cosas más lindas al venir de Uruguay, es que aporto una mirada desprejuiciada. Parte de esta gestión es desenmarañar y dar el sentido del propósito con líneas claras: excelencia artística, ejemplaridad en la gestión, reivindicamos el servidor público y el sentido de las artes escénicas, el profesionalismo máximo y la ética en el trabajo. Y buscar un modelo económico sostenible para que el valor de este teatro se multiplique y encuentre una nueva Edad Dorada.
– Con lo que demora armar una programación, imagino que la gestión anterior tenía preparada y avanzada la temporada 2025. ¿Se desechó todo? ¿Le dieron continuidad a algo?
-Los compromisos que estaban asumidos los respetamos. Había muchas conversaciones informales, esas no las continuamos. A partir de ahí, reformulamos las temporadas. También hay que saber que todos los artistas del mundo quieren un pedacito del Teatro Colón.
-¿Cómo definiría su rol en relación a este planteo de gestión más coral?
-Mi rol es articular esos liderazgos compartidos y que todos se transformen en una sinergia multiplicadora y no enfrentados entre sí. Y, al final del día, soy el que define.
-En relación a ampliar recursos para el Teatro, más allá de las entradas y los subsidios, ¿piensa alquilar la sala o explotar la marca del teatro?
-Muchas ideas, pero todas tiene que ver con el corazón de la misión del teatro. No hay que perder el foco. Esta no es una sala de alquiler, es un teatro inmensamente gigante de producción. No queremos sacarle funciones al ballet para arrendar la sala. Dentro de los pocos arrendamientos que se pueden aprovechar, vamos a hacerlo solamente con contenidos que vayan en la misma dirección de calidad y excelencia artística del Teatro Colón.
-¿Entre las estrategias para ampliar público, ¿además de, por ejemplo, el abono para jóvenes, van a implementar otras?
-Eso lo vamos a seguir haciendo, pero vamos a empezar también a desarrollar el año que viene algunas otras acciones: ir a buscar público y traerlos a ver el ballet, la ópera, los conciertos, los ensayos.
-¿Qué público y a dónde y se iría a buscar?
-Por un lado, los jóvenes estudiantes y futuras audiencias, y por otro, la accesibilidad ciudadana y democrática de la población a un bien público. Habría que ir a buscar hasta en las escuelas rurales. Eso hicimos en Uruguay, hacíamos la misma función del ballet a la tarde para 1500 chiquilines de todas partes.
-¿Hay planes para traer a Martha Argerich el próximo año?
-Estamos en conversaciones.