La inauguración reciente del Megapuerto de Chancay, ubicado en la ciudad peruana de Huaral, ha despertado interés en países vecinos como Bolivia, una de las naciones que enfrenta una crisis multidimensional marcada por la falta de dólares, el debilitamiento de su modelo económico y problemas en su comercio exterior.
A puertas de las Elecciones 2025 que se desarrollarán en el país aymara, algunos políticos han comenzado a presentar algunas de sus propuestas, enfocadas en la revitalización de su economía y la solución de los problemas causados por su modelo socialista, con las que buscan seducir a los votantes. Uno de ellos es Samuel Doria Medina, un empresario y opositor político que ha tenido presencia en gobiernos anteriores como ministro de Planeamiento.
En un reciente evento, Doria Medina presentó un plan para convertir a la ciudad El Alto en el motor económico de Bolivia. Entre sus propuestas, destacó convertir la ciudad en una “zona franca sin impuestos” y la creación de una vía de acceso al Megapuerto de Chancay, en Perú, con el objetivo de impulsar el comercio exterior boliviano y reducir costos logísticos, aprovechando este estratégico enlace con Asia.
“Convertiré a El Alto en una plataforma de comercio exterior. Habilitaré una vía de acceso al puerto de Chancay, que será la puerta a los grandes mercados del mundo”, señaló Doria Medina en una reciente presentación.
Doria no es el único que ha demostrado su interés en el puerto de Chancay. El presidente de la Cámara Nacional de Industrias (CNI), Pablo Camacho, no solo enfatizó la importancia de fortalecer la cooperación bilateral entre Perú y Bolivia para maximizar las ventajas logísticas y económicas que ofrece este puerto. También, hace algunos días, sugirió al Gobierno de Arce hacer acuerdos con Brasil para generar un flujo carretero que permita a Bolivia beneficiarse del acceso a este puerto peruano.
El titular del CNI lamentó que Bolivia se haya convertido en un país inviable para los países vecinos por los bloqueos y trabas que se presentan en su interior. Debido a ello, Brasil habría optado por evitar el paso de su carga comercial a través de territorio boliviano, trazando rutas alternativas por encima del departamento de Pando (situado entre el departamento boliviano de La Paz y el país Brasil).
“Chancay para Bolivia es importante y para la región mucho más. Brasil va a exportar casi un 30% de su producción por el puerto de Chancay. Ese 30% tiene que transitar de alguna manera entre Brasil y los puertos peruanos”, detalló.
“Nos están punteando. Básicamente, ese es el término. Nos están obviando, nos están esquivando porque tiene miedo, y es lógico porque puede que la exportación brasilera quede bloqueada porque esa es la lógica que tenemos”, agregó Camacho, quien considera imprescindible contar con aeropuertos modernizados y bien equipados en ciudades estratégicas como La Paz, Cochabamba y Santa Cruz.
“Ya deberíamos estar trabajando. Llegar al aeropuerto de La Paz ya parece un jardín de obstáculos. No tenemos la infraestructura entonces estamos perdiendo las oportunidades para insertarnos al campo internacional”, añadió.
Cabe señalar que, Cosco Shipping, encargada de la construcción del puerto en Perú, presentó a inicios de año el proyecto del Megapuerto de Chancay en Bolivia. “La visión es generar un clúster (conglomerado de empresas) logístico y tecnológico en la costa central del Perú, en beneficio de todos los países aledaños y de Sudamérica en su conjunto”, mencionó Carlos Tejada, gerente general adjunto, de la empresa china naviera.
Bolivia utiliza los puertos peruanos de Ilo, Matarani y Callao para limitadamente exportar e importar productos, especialmente de China. El puerto de Chancay, con su inauguración, promete reducir significativamente los tiempos de transporte desde y hacia Asia, pasando de tres meses a solo un mes.
Contrario a las expectativas que hay en Bolivia, un sector en Perú y el país de Estados Unidos, ven con inquietud la creciente influencia de China en el país inca y América Latina.
Y es que el Megapuerto de Chancay busca ser un eje clave en la ruta comercial hacia Asia, reforzando el impacto económico de China en la región, especialmente en sectores como minería, energía y finanzas. Además, el régimen chino ha mostrado interés en financiar proyectos de infraestructura como el tren bioceánico, que conectaría Brasil, Bolivia y Perú.
A pesar de las tensiones internas en Perú sobre el control de estas inversiones, las empresas chinas continúan expandiéndose en sectores clave. El puerto de Chancay, de uso cuestionado por su falta de supervisión, podría superar al Callao en importancia, lo que preocupa a analistas internacionales sobre el impacto en la soberanía nacional.
Mientras tanto, Estados Unidos ha manifestado su preocupación sobre la presencia china en infraestructuras críticas y la potencial dependencia económica de Perú, que podría limitar su capacidad para tomar decisiones autónomas.