El empresario K Cristóbal López quiere retomar su viejo protagonismo en el negocio petrolero y ahora busca las áreas que YPF dejó en Santa Cruz. Después de haber quedado afuera con Pilgrim Energy (junto a su socio en el Grupo Indalo, Fabián De Sousa) de las ventas de yacimientos convencionales que la petrolera de mayoría estatal cerró durante agosto en otras provincias mediante el Proyecto Andes, López se comunicó con el gobernador Claudio Vidal en la búsqueda de poder hacerse de áreas petroleras en el territorio santacruceño.
Según pudo reconstruir Clarín, el diálogo ocurrió hace poco más de dos semanas. El empresario y el ex sindicalista y actual mandatario provincial se conocen hace muchos años y a López siempre le interesó pisar con mayor protagonismo en la provincia vecina a la suya de origen -Chubut-. La conversación fue sin ningún tipo de intermediarios y tenía un objetivo específico: manifestarle su interés en Los Perales, uno de los mejores campos petroleros en suelo santacruceño.
Desde el entorno de Cristóbal López, ante las reiteradas consultas de este medio, optaron por no confirmar este interés.
“Los Perales-Las Mesetas”, tal cual el nombre de su concesión, está ubicada en el norte de Santa Cruz, en la Cuenca del Golfo San Jorge y su producción es de 1.250 metros cúbicos por día de petróleo crudo, equivalente a poco más de 7.850 barriles diarios (bpd). Sin embargo, pierde unos 5 millones de dólares por mes. Toda la producción de YPF en la provincia suma 28.800 barriles por día y decae a pasos acelerados.
La petrolera con mayoría accionaria del Estado emprendió el retiro para focalizarse en el Plan 4×4 de su presidente y CEO, Horacio Marín, que establece focalizar sus inversiones en los negocios más rentables, como el shale oil y gas de Vaca Muerta. Santa Cruz tiene un lifting cost (costo de extracción) del petróleo cercano a los 47 dólares por barril en promedio, mientras que en los mejores campos de Neuquén ese costo es de apenas US$ 5.
No significa que la actividad en Santa Cruz no sea un buen negocio -depende de los precios internacionales y locales-; sino que en Vaca Muerta la rentabilidad es mucho mayor. Ese es el motivo central de la salida de YPF, que considera que, al igual que en el resto del país, petroleras con menor estructura operativa pueden sacarle más jugo a esas áreas.
Además, los servicios petroleros en la provincia que gobierna Vidal, como el transporte de cargas, tienen un costo cinco veces mayor al de Vaca Muerta y triplican los del vecino distrito de Chubut. “Deberían bajar las regalías para compensarlo”, propuso un ejecutivo de la industria, que habló con Clarín.
Los negocios de Cristóbal López y sus socios
El dueño del Grupo Indalo ya tiene -hace mucho tiempo-, un pie en la actividad de Santa Cruz. Cuenta con Oil M&S, una empresa de servicios petroleros que tiene un fuerte despliegue en la zona norte de la provincia, donde se encuentran los principales yacimientos de YPF.
Luego de la quiebra de Oil Combustibles, López sigue vinculado a la industria energética mediante esta firma, Clear Petroleum y Pilgrim Energy, que tiene actividad en Chubut.
Además, el empresario junto a su socio en Indalo, Fabián De Sousa, es dueño de Alcalis de la Patagonia (Alpat), que produce en Río Negro carbonato de sodio o “soda ash”, un insumo clave para separar el litio de la salmuera.
Al momento de ponderar la tarea que las compañías de López realizan en materia de servicios petroleros en Santa Cruz, fuentes oficiales indicaron a Clarín que se trata de una de las “mejores empresas con larga experiencia en el rubro”. Sin embargo, el antecedente no alcanzó para que el gobernador Vidal avale las pretensiones de Cristóbal López.
“Son los mejores operadores en O&M (operación y mantenimiento). Y en producción son buenos, pero el gobernador quiso evitar problemas a futuro, busca tomar las decisiones más acertadas y convenientes para la provincia”, explicó una fuente allegada a Vidal, al momento de explicar por qué le cerró las puertas al empresario kirchnerista.
El planteo responde, en gran medida, a las denuncias por presuntos hechos de corrupción que rodean a Cristóbal López: cuando la Corte Suprema se pronuncie, deberá afrontar un juicio por maniobras de lavado de dinero junto a la ex presidenta Cristina Kirchner, en el marco de la causa Los Sauces (la inmobiliaria de la ex familia presidencial).
Además, la Cámara de Casación Penal se encuentra revisando la sentencia del caso Oil Combustibles, donde el empresario había sido absuelto del delito de administración fraudulenta, pero el máximo tribunal revocó el fallo y se espera una nueva decisión al respecto.
El interés de López en Los Perales, con sus números negativos, levanta sospechas. ¿Por qué buscaría quedarse con un área de estas características? Primero, porque es el yacimiento más grande de los 30 que YPF tiene en la provincia patagónica. Por otro lado, al contar con todas las empresas de servicio dentro de su holding, López reduciría sustancialmente los costos operativos.
Pero habría otras razones: en la industria creen que en ese área podría existir allí abajo un reservorio de shale oil (no convencional), algo que podría revalorizarlo.
Además, según una fuente conocedora del proceso, una empresa -a quien no identificaron, pero podría ser la de Cristóbal López- mandó a Santa Cruz una oferta de 46 millones de dólares por todas las áreas que YPF dejó en la provincia.
Para comparar, un pozo en Palermo Aike -el área donde se explora la factibilidad económica del no convencional, donde YPF tiene la concesión junto a la Compañía General de Combustibles (CGC), de Eduardo Eurnekian- tiene un costo de US$ 50 millones. “Es muy baja la oferta que se recibió, en ese sentido”, explicó la misma fuente.
Quienes conocen el mercado, igualmente, matizan: “El costo de Palermo Aike es alto porque no hay logística desarrollada como en Vaca Muerta y hubo que mover equipos desde Neuquén”.
El Plan 4×4 y la salida de YPF en Santa Cruz
La salida de YPF de múltiples bloques se complicó particularmente en Santa Cruz, una provincia petrolera por excelencia. Después de varias idas y vueltas, la empresa -que tiene más del 30% de las áreas de explotación de petróleo y gas en la provincia- empezó a retirarse para concentrar sus inversiones en Vaca Muerta, mucho más rentable.
A diferencia de otros distritos donde el proceso avanzó, Vidal quería hacerse cargo de los bloques a través de una reversión de la concesión hacia la compañía estatal Fomicruz, que licitaría por su cuenta las áreas. Se negociaron 70 cláusulas, pero hubo un desacuerdo con dos de ellas, que hoy imposibilitan el acuerdo: la asunción de deudas por regalías y los pasivos ambientales, de los que YPF no se haría cargo, sino el comprador. Esas mismas son las condiciones para todo el resto de las ventas.
De hecho, uno de los reclamos de Vidal al presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, es que la compañía al dejar de operar en la provincia “no se puede ir sin hacerse cargo del grave pasivo ambiental que se gestó en Santa Cruz”. “No puede pretender retirarse de estos yacimientos después de tantos años de caída de la producción, de perjudicar a las empresas pymes. ¿Cómo puede ser que en esta retirada cobarde sea tan inconsciente de querer condicionar a las nuevas empresas a pagar un barril diferenciado a lo que marca el mercado internacional?”, dijo públicamente el gobernador.
Trabada la operación, YPF levantó campamento y la producción de petróleo de Santa Cruz se vino a pique: cayó de unos 70.500 barriles por día en mayo a 61.900 en junio y a 57.400 en julio, un 18,5% en apenas dos meses. En YPF, que concentra más de la mitad del total, el retroceso fue del 23% en ese período: de 37.500 barriles diarios a 28.800.
Eso tuvo un consecuente impacto en las regalías de la provincia, vitales para el presupuesto de Vidal: bajaron de 25 millones de dólares en mayo a poco menos de US$ 20 millones en julio solo contabilizando el petróleo (sin gas ni derivados, que tienen un aporte menor).
Si se traza una línea más extensa en el tiempo, desde 2004 a la fecha, la caída de la producción en Santa Cruz o “descapitalización” provincial -según las palabras de los patagónicos- fue de 157 millones de barriles de petróleo o unos 12.580 millones de dólares, a un precio de 80 dólares por barril -si se proyectara el valor del mes anterior a todo el período, de acuerdo a los números que estimó una fuente santacruceña vinculada al área de Energía.