El mexicano Saúl “Canelo” Álvarez, cuádruple campeón mundial y titular supermediano (FIB, OMB, CMB, AMB) recuperó una buena dosis de invulnerabilidad este sábado en Las Vegas, fortificante para su imagen desvaída; sobre todo en sus últimas dos defensas titulares ante el inglés John Ryder y el estadounidense Jermel Charlo.
“Canelo”, retuvo su corona al vencer por puntos en doce rounds, en fallo unánime a su compatriota Jaime Munguía y tuvo la fortuna de encontrar a un adversario inferior que con inteligencia, guapeza y estrategia pudo ayudarlo a convertir un combate de escaso riesgo en un match espectacular. Y esta hipótesis corroboró lo acaecido en los 36 minutos de lucha vibrante en el cuadrilátero.
No siempre, como en esta oportunidad, “Canelo” perdió los primeros tres rounds. Munguía tuvo convicción, velocidad de ataque y una frescura manifiesta expuesta en sus 27 años y una carrera invicta de 43 victorias.
En esos nueve minutos todos los factores externos que lo hostigaron en los últimos días, tanto o más que su rival, no pudieron ser despejados de su mente: los celos con el japonés Naoya Inoue por ser el N° 1 del momento y la incertidumbre de saber si se agotaron las entradas en el imponente T-Mobile o informarse sobre las ventas del PPV –abono de TV pago por hogar– dado, que esta vez, más que nunca, estuvo involucrado en la producción de su propia pelea.
Se mostraba feliz con sus guiños al rapero Peso Pluma, que lo vivaba desde la segunda fila del ring side, y triplicaba su ira al ver a Oscar de la Hoya –su ex representante- alentado a Munguía, a dos asientos de distancia.
Sólo un uppercut derecho magistral de “Canelo” en el cuarto round cambió la historia y la contienda. Munguía cayó mal, pero siguió en pie. Y de allí en adelante, el campeón coordinó, guapeó, aguantó y castigó con una puntería admirable. Munguía lo intentó hasta el final. Con dignidad y bastantes aciertos. Pero no alcanzó. Y su carrera elevó su cotización tras este traspié.
La tarjeta de LA NACION señaló un 115–112 para el vencedor, tras ganar los rounds 4°, 5°, 6°, 7°, 8° 10° y 12°. Munguía se adjudicó los restantes. El veredicto oficial fue más amplio.
Acompañado por dos de sus hijas, Álvarez se mostró feliz sobre el ring y declaró: “Me llevó un tiempo encontrarle la vuelta a Jaime. Es fuerte, pero lento y ahí pude aprovechar mi experiencia. Quiero demostrar a todos que soy el mejor. ¡Si ahora, hoy y acá!: El mejor de todos. Y estoy orgulloso del espectáculo que dimos dos boxeadores mexicanos para el mundo. «
Sobre su esperado combate con el invicto noqueador estadounidense David Benavidez, el púgil tapatío, de 33 años y 61 victorias (39 KO), 2 empates y dos reveses, dijo: “Peleé con todos. Me pidieron boxear con Mayweather, Cotto, Golovkin, Plant y otros. Y lo hice. Cuando pongan la plata necesaria, lo que vale este cotejo, lo voy a realizar. Es más, ponen la plata ahora y lo peleo ya mismo. Soy el mejor y hago lo que quiero”.
Sus administradores, responsables de sus inversiones en la producción de la película “The Long Game”, protagonizada por Dennis Quaid, le aseguraron un mínimo de 40 millones de dólares de bolsa en este combate, pero no mostraron euforia al saber que se expendieron 17.492 entradas en el T-Mobile Arena. Son cifras inferiores a las de sus pleitos pasados con Gennady Golovkin (2018) y Caleb Plant (2021). Ni corto ni perezoso, el veterano Bob Arum, de 92 años, al enterarse de todo esto, declaró desde Yokohama, Japón, donde este lunes (a los 8 horas de Argentina) su representando Naoya Inoue, poseedor de cuatro coronas en pesos diferentes, expondrá el cetro Supergallo -unificado- ante el mexicano Luis Nery, en un match parejo e interesantísimo: “Inoue es un verdadero líder, un N°1, el mejor de todos. Concentrará 55.000 personas en el estadio y batirá el record en Japón desde áquella histórica pelea de Mike Tyson y Buster Douglas, en 1990. Eso es ser un líder”.
Así se juega esta disputa. Minuto a minuto. Desde América a Asia.
Después de participar de 25 peleas mundialistas, “Canelo” expuso realidades. El paso del tiempo lo lleva a lentificar sus ejecuciones. Antes, eran al ritmo de un rayo eléctrico. Ahora, son procesadas en modo cerebral y por pasajes a fuego lento y seguro. Esto en boxeo se llama madurez. Acopla tres valores al cobro inextinguibles en la técnica pugilística: responsabilidad, calidad y valentía. Sigue en pie y subieron sus acciones.