«Nunca más volvió la electricidad desde la tormenta. Dependemos de las nubes para que las aulas puedan estar iluminadas», alertaron a Página 12 desde la cooperadora del Jardín Pablo Picasso del barrio de Saavedra, que junto a la Escuela N°15 está sin luz desde mediados de marzo. El agua entró durante las tormentas en el tendido eléctrico de los edificios, y desde entonces los y las docentes dan clases en penumbras. Recién este martes tuvieron una primera respuesta del gobierno porteño, que asegura que comenzará una «intervención integral» en el lugar por los problemas edilicios que se arrastran desde hace años. La comunidad educativa, sin embargo, pide una fecha concreta para el comienzo de las obras y este miércoles al mediodía realizará una jornada de protesta a las puertas del jardín.
El temporal del pasado 12 de marzo fue fatal para la comunidad del jardín y de la escuela del barrio de Saavedra, ubicados en el cruce de las calles Vidal y Pico, a sólo unas cuadras de Puente Saavedra. El agua de la lluvia se filtró por casi todas partes, hubo goteras, inundaciones, y finalmente llegó al tendido eléctrico, que ya estaba en mal estado. Desde entonces, el colegio está sin luz en toda la planta alta y en el jardín sólo hay electricidad en uno de sus cinco salones. «Las aulas están oscuras, sobre todo bien temprano o cuando está nublado. Parece de noche, y los niños y niñas más chicos no se quieren quedar, les da miedo entrar a la oscuridad. Para las maestras, además, llevar adelante las clases en esa situación lleva un esfuerzo muy grande«, dice a este diario Constanza Barbato, secretaria de la cooperadora del Picasso.
Los daños colaterales, además, son varios. Con los ventiladores y los aires acoondicionados –comprados con el esfuerzo de las propias familias– inutilizados por la falta de electricidad, los niños y niñas tienen que atravesar las jornadas de calor sin aclimatación. «Si se abren las ventanas entran miles de mosquitos en medio de una epidemia de dengue», suma Barbato, que ya advierte sobre el crítico panorama de cara al invierno: la caldera no funciona desde hace años y, sin luz, no habría ninguna posibilidad de calefaccionar las aulas. En la escuela, en tanto, los y las alumnas se amontonan en los salones de la planta baja que sí tienen luz, con el primer piso inutilizable.
«Desde hace años venimos haciendo un montón de reclamos, tanto la dirección como las familias, que cuentan con número de expediente en el Ministerio de Educación. Llegamos a hacer un envío masivo de mails coordinado, y la respuesta siempre fue ‘ya se pasó al área correspondiente‘», asegura ahora la integrante de la cooperadora. Ya el año pasado, denuncian las familias, los cortes de luz llegaron a tener una frecuencia de una o dos veces por semana. Ahora, sin embargo, la electricidad no volvió más.
Recién este martes la comunidad consiguió que representantes del Ministerio se hagan presentes en los establecimientos para realizar una reunión. Fuentes del Ministerio confirmaron a este diario que, en efecto, personal de la cartera comandada por Mercedes Miguel realizó este martes un relevamiento de la situación edilicia para comenzar una «intervención integral» del lugar. Según indicaron, se realizará «el cambio de cubiertas en todas las membranas, una solución permanente al problema de ingreso de agua por lucarna, la reparación de techos de chapa del gimnasio, una instalación eléctrica nueva, refacción de baños e instalación sanitaria, reparaciones de carpinterías y rejas y reparaciones de pisos».
Luego de la reunión, la comunidad celebró la novedad como resultado de un largo proceso de reclamos, pero no se contentan con la promesa de las obras y requieren más precisiones. «Queremos una fecha concreta de obras, no una promesa de resolución. Ya nos pasó en otras oportunidades que se ponen paliativos o soluciones temporales que permiten tener un funcionamiento más o menos normal del jardín, pero nunca ponen la fecha concreta de la obra para solucionar los problemas», advierte Barbato.
Como si fuera poco, los dos edificios forman parte de la larga lista de establecimientos educativos que este año sufrieron robos. En su caso, el hecho ocurrió a fines de febrero, cuando los ladrones forzaron cerraduras y rompieron puertas para llevarse computadoras y equipos de sonido. En ese momento la comunidad educativa reclamó la instalación de cámaras de seguridad en el perímetro del lugar pero hasta el momento no obtuvo respuestas. Ya en julio del año pasado habían sufrido un robo similar.
Por esto, la «faroleada» convocada para este miércoles por la cooperadora del «Pica», como lo nombra cariñosamente la comunidad, se mantiene en pie pese a la promesa del Ministerio. La idea, cuentan, es «iluminar» el lugar con faroles y luces de celular para visibilizar la falta de electricidad de los edificios y «echar luz sobre la situación ante la falta de cuidado del GCBA«, según explica Barbato. La actividad se llevará a cabo a las 12.30 a las puertas del jardín, en Pico al 2600.
«La situación de desidia que tienen el jardín y la escuela, donde los directivos hacen lo que pueden, se repite en un montón de escuelas de gestión estatal. Nosotros somos una comunidad muy presente y organizada, pero en la mayoría de las escuelas eso no pasa, por eso esperamos que nuestro caso ayude para visibilizar esa situación», concluye la mujer.