viernes, 18 octubre, 2024
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Cómo es la TV de los famosos repentinos y de las estrellas que ya no miden como antes

Hace diez años, exactamente, la tele formaba con Susana Giménez, Adrián Suar, Lali Espósito, Julio Chávez, Facundo Arana, Rodrigo de la Serna, Peter Lanzani, Diego Torres, Cecilia Roth, Celeste Cid, Luciano Castro y Mirtha Legrand. Y podrían seguir los nombres fuertes de esa temporada 2013. Ahora, para una nota sobre los personajes de la TV 2023, te llegan fotos de Palta, o te ofrecen entrevista con Sol 1 y Sol 2 (dos chicas trans que encontraron su punto caramelo de exposición en la pista de Marcelo Tinelli), o tenés que googlear para saber quiénes son los famosos de esta época. Y en algunos casos ni siquiera encontrás qué hacen exactamente.

Antes de avanzar, aclaremos que no es el ánimo de este texto descalificar a nadie, ni mucho menos. Sólo se busca pincelar qué televisión tenemos, en la que muchos de los nuevos “conocidos” podrían haber formado parte de “Los desconocidos de siempre” (la banda de Nito Mestre, citada ahora únicamente para jugar con la marca artística).

Está fuera de discusión que Guido Kaczka, Iván de Pineda o Santiago del Moro -la camada de los conductores exitosos que andan por los cuarenta y pico- ya son piezas fundamentales del medio, talladas a fuerza de formación y oficio. Pero empiezan a asomar como islas rodeadas de nuevas aguas.

Décadas les llevó a Mirtha, a Moria, a Susana y a Marcelo instalarse en el medio artístico sólo con su nombre de pila. Y en un par de galas nos descubrimos hablando de Antonio (el salteño de MasterChef), de Julieta (la finalista de Gran hermano que ya protagoniza en calle Corrientes), de Locho (de El hotel de los famosos a “famoso” invitado al Bailando) o de Kenny, el peluquero de Wanda Nara, con una naturalidad sorprendente.

Si cambiaron los tiempos, por qué no la TV, en la que el certamen de baile de Tinelli ya no es lo más visto del día, ni Chiquita tiene la audiencia de antes, ni Polka ofrece ficciones imbatibles (Buenos chicos, su apuesta de este año, se mueve alrededor de los 5 puntos y casi arañando la medianoche), ni Susana se animó a probarse en un canal de aire (sólo dio el sí para oficiar de anfitriona de un reality de humor por Paramount+, donde no se mide el éxito y el fracaso con la misma varita que en la tele abierta).

Antonio, uno de los participantes de Antonio, uno de los participantes de «MasterChef» que se transformó en tema de las redes sociales.

Aquellos buenos viejos tiempos

“¿Sabés cuál es la clave de todo esto? La televisión de los éxitos rotundos ya no existe más. Hace 50 años, el país se paraba los martes a la noche para ver Rolando Rivas, taxista (telenovela inolvidable de Alberto Migré, con Claudio García Satur y Soledad Silveyra). Hacía 45 puntos de rating y la tenías que ver a esa hora, aunque al día siguiente madrugaras, porque no había revancha. Ahora no sólo podés ver lo que quieras cuando quieras, sino que cualquiera monta un programita en streaming y se llena de seguidores y se cree mil”, analiza Alfa, el personaje más famoso de Gran hermano 2022/2023 y eso que ni siquiera llegó a la final.

Conocedor de la popularidad repentina -interrumpe educadamente la charla telefónica con Clarín para sacarse una selfie con una fan mientras toma un café- recuerda que “a fines de los ‘80 yo era gerente de ventas de Drean y era imposible llamar al interior del país alrededor del mediodía, ya que estaban las líneas colapsadas porque todo el mundo quería hablar con Susana (Hola, Susana debutó en 1987, por el viejo ATC). Era una cosa de locos. Esa tele, la de los boom duraderos, la de las figuras mega convocantes, ya no está”.

Con 61 años y un nombre –Walter Santiago– sepultado por el apodo, Alfa salió de la casa de GH y rápidamente fue elegido para ser uno de los parroquianos de Polémica en el bar, por América. Y ahora es pieza clave del nuevo Gran hermano, del lado de afuera del umbral. Es uno de los protagonistas de La noche de los ex, los viernes por Telefe.

“Lo que pasa es que el celular cambió la historia de la tele: ahora en dos minutos te armás una plataforma y transmitís al mundo, si querés. Antes no te enterabas de la vida privada de las figuras y hoy en día todos los panelistas y hasta los mismos personajes muestran y suben videos… se diluyó esa línea de íntimo y público. Y ahora ya no se sabe bien quién es quién”.

A partir de GH, a Alfa se le abrieron las puertas de la popularidad. No ganó el reality, pero fue la figura de la temporada anterior. foto Fernando de la OrdenA partir de GH, a Alfa se le abrieron las puertas de la popularidad. No ganó el reality, pero fue la figura de la temporada anterior. foto Fernando de la OrdenUn implacable botón de muestra de este fenómeno de distorsión es el de una chica que hace unos años ‘stalkeaba’ (averiguaba la vida de las estrellas a través de las redes) sobre la nueva farándula y se preguntaba “¿Quién sos?”, que en inglés sería Who Are you? Y entonces Vicky Braier quedó bautizada con lo que ella llama “la versión tucumanizada” de la frase: y, bajo el crédito de “Juariu” participó en la tercera edición de MasterChef Celebrity y es panelista de Cortá por Lozano.

Salto a la fama mata camino a la fama

“Who are you?” se debe haber preguntado más de uno que supere los 50 y que haya ido a ver la nueva versión de Coqueluche, con Julieta Poggio como protagonista (junto a Betiana Blum). Casi 50 años antes, ese rol central fue para Thelma Biral, que ya era una de las grandes actrices argentinas y compartía el escenario de ese clásico con Niní Marshall. Sumó, en varias temporadas, 2.500 funciones con esa obra.

Pero, ahora, los caminos largos y trabajados pueden ser cambiados por atajos sostenidos por los seguidores, entre otras cosas. La chica que salió tercera en la última edición del reality del encierro fue seleccionada por José María Muscari para su puesta. Y en el flamante Gran hermano (empezó el lunes 11 de este mes, por Telefe) es una de las panelistas del Debate de GH y ofició de anfitriona la noche del debut..

Muscari se la jugó y armó dupla con Betiana Blum y Julieta Poggio, a 50 años del éxito de Thelma Biral y Niní Marshall.Muscari se la jugó y armó dupla con Betiana Blum y Julieta Poggio, a 50 años del éxito de Thelma Biral y Niní Marshall.Poggio ingresó a la casa el año pasado con formación artística, como aclara ella cada vez que puede, pero lo cierto es que el coprotagónico teatral se lo potenció su popularidad televisiva. De todos modos, no es el suyo el único caso de los que salen del encierro y sueñan con “hacer temporada en Carlos Paz”. O, aún con la valija sin deshacer apenas quedan eliminados del reality, asumen que podrían ser panelistas o conductores. O «alguna ficción».

¿Y la formación? Lejos quedaron los tiempos del Instituto Di Tella, los del conservatorio de Arte Dramático o las clases con la mítica maestra austríaca Hedy Crilla, o la mística del Clan Stivel. De todos modos, no es el de la actuación (o el de la conducción) el único terreno al que se pueda llegar con otra velocidad y otras credenciales. Está pasando en casi todos los oficios y profesiones.

Hoy en día, a las producciones de los programas les sirve más -en términos de rating o de rebote en el boca a boca- tener influencers que artistas a la vieja usanza. Entonces uno hace zapping por programas de entrevistas y se topa con nombres que jamás escuchó (gracias, Wikipedia, en muchos casos), pero que para las nuevas generaciones son ídolos y pisan fuerte como streamers o divulgadores de flamantes tendencias.

En una suerte de TV en la que las grandes figuras no traccionan como antes, varios participantes de realities, de programas de interés general o de entretenimiento no sólo se vuelven conocidos, sino que rápidamente pueden convertirse en tema de diarios y noticieros. Como sucedió con Santiago Simari, el chico de 19 años que ganó 15 millones de pesos en Los 8 escalones del millón (El Trece) y sigue soñando con ser Presidente.

Marcelo Tinelli se emocionó con la presencia de Sol 1 y Sol 2 en la pista. Foto: prensa AméricaMarcelo Tinelli se emocionó con la presencia de Sol 1 y Sol 2 en la pista. Foto: prensa AméricaA cuatro meses de su gloria televisiva, Santiago confiesa que “post programa hubo mucha gente que me reconocía por la calle. Incluso por las redes sociales me han llegado a pedir saludos, cosa que me parece tremenda… Estuvo muy bueno lo que sucedió en lo de Guido (Kaczka), fue divertido, interesante, gané un montón de plata y logré un récord, pero jamás imaginé que la repercusión fuera a tener tal magnitud. Fue una gran experiencia, de repente tenés un boom de fama y es medio incontrolable y, a la vez, interesantísimo como fenómeno social”.

Sobrio y analítico, Simari considera que “estamos en un contexto en el que hay una predominancia de lo efímero sobre lo que perdura. Entonces hay personajes de crecimiento vertiginoso, repentino, meteórico que terminan gustando más que ciertas figuras tradicionales, con una larga carrera, pero que quizás ya no conquistan o no enganchan tanto. Es una época en la que hay un predominio fuerte de lo corto y de lo efectivo, de un tiktok, de un reel, de un videoclip por sobre una película o una serie. Yo no estoy a favor de eso, pero las nuevas generaciones van más por ahí. Eso no quita que siga habiendo conductores o actores de vieja escuela, pero fijate que la gente ya no ve tanta ficción en tele abierta como antes, a determinada hora. Cambiaron los rituales. El consumo avanza de una forma muy distinta”.

Si bien comprueba a diario que se volvió “una cara conocida” -fue a la entrega de diplomas de su colegio y conoció a padres que fueron a saludarlo especialmente-, jura que “no armé ningún personaje. Fui a jugar, a probarme, a cumplir un sueño. La experiencia de la tele fue impactante, pero no me modificó. Nunca pensé que yo fuera a ser una historia de vida abierta al público, no me lo imaginaba”, dice que el chico que sigue teniendo en la mira el sueño de ser presidente de los argentinos. “No es un capricho, es mi meta, mi objetivo. Y estoy estudiando, formándome en todo lo que puedo”, reconoce, al tiempo que admite que le gustaría trabajar en los medios.

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