Parecen haberse puesto de acuerdo para anticipar la profundización de la aguda crisis en la transición política.
A dos semanas de las elecciones presidenciales, las definiciones económicas de los candidatos más votados en las PASO del 13 de agosto suben de tono y la disparada del dólar los valida.
El cóctel preocupante tiene al ministro Sergio Massa como uno de los protagonistas, inyectando más de $ 2 billones para compensar los ingresos de la gente después de la devaluación que hizo subir el dólar oficial 20% el 14 de agosto y que se trasladó casi instantáneamente a los precios de los alimentos.
Javier Milei, el candidato que las encuestas consideran con más chances de ganar el 22 de octubre, insiste en que eliminará el Banco Central para evitar la emisión de pesos para financiar al Tesoro y festeja la suba del dólar.
«Cuanto más alto esté el precio del dólar, dolarizar es más fácil. Por eso eliminar el Banco Central es una política inamovible», sostuvo el jueves desde Mar del Plata para la televisión.
Si algo faltaba para explicar la corrida del dólar blue de la semana, Carlos Melconían, quien será ministro de Economía si Patricia Bullrich gana las elecciones, sostuvo que el «dólar está barato» frente al «zafarrancho económico» que lleva adelante Sergio Massa.
Pero, después, Melconian tomó otro camino al destacar una verdad indiscutible de la economía argentina: «Cuando el dólar sube, el salario se hace puré».
Pero entre el «Plan Platita» con inyección de más pesos en una economía a la que los pesos la desbordan, Milei que dice que cuando más alto esté el dólar es mejor para concretar sus planes, y las inspecciones de la AFIP en la city porteña con la supuesta intención de controlar el mercado cambiario, el dólar blue y los dólares libres suben y suben.
La generación de condiciones para desembocar en otra devaluación y otro salto inflacionario están a la orden del día y comerciantes, empresarios, ahorristas y las familias en general están tratando de resguardarse frente a la incertidumbre.
Las tácticas, mayoritariamente defensivas, abarcan a empresas y comercios que comenzaron a «sentarse» sobre los stocks de mercaderías con más intensidad desde la disparada del dólar de los últimos días, que llevó al blue a $ 880, un nivel altísimo que solo se respalda en el alto nivel de incertidumbre que vive la población.
La recomendación de los asesores financieros a los directorios de las empresas es llegar al 22 de octubre con altos stocks, reservas en dólares y cero pesos.
Desde hace tiempo que las compañías y bancos están impedidas de girar dividendos al exterior por no poder acceder a dólares a precio oficial ($ 350) y vienen destinado sus ganancias en pesos a la compra de edificios e inmuebles, además de dólares.
En muchos casos, por la falta de certidumbre sobre la posibilidad de conseguir divisas a precio oficial para pagar importaciones.
En estos días no son refugio los bonos argentinos en dólares a pesar de la fuerte baja de los precios de las últimas semanas.
Si bien los candidatos con más chances insisten en no querer reestructurar la deuda y los bonos volvieron a bajar hasta niveles de 25/29 dólares por cada lámina de US$ 100 (de superoferta) no hay compradores a menos que sea para operar en «contado con liquidación» y conseguir divisas.
Demorar entregas, no aceptar cheques con vencimientos posteriores al tercer martes de octubre, acordar venta de productos a futuro con precio abierto hasta el momento de la entrega o pagar en pesos por adelantado contra el compromiso de entrega después del 22 forman parte del instrumental de cobertura.
La posibilidad de otra devaluación después de las elecciones o de otra reestructuración de deuda tras la asunción del próximo gobierno forman parte de la expectativa de corto plazo de una economía bajo el influjo de la política y de pronósticos oscuros.