Oda a Messi: el particular homenaje del New York Times al genio floreciente
“Aún jadean. Después de todo este tiempo, después de todo lo que ha hecho, mucho después de que su brillantez se hubiera convertido en un lugar común, después de que nuestra (…) capacidad de sorpresa hubiera disminuido,
Lionel Messi
aún puede deslumbrar los ojos de una multiud de casi 100.000 personas a sus pies”.
Así comienza el texto escrito por Rory Smith. Una oda para tratar de utilizar un modo diferente de describir las repetitivas jornada maravillosas de Messi en la Champions League.
En otro tramo de la nota, luego de hacer una descripción de todas las posiciones y sistemas de juegos en los que participó, concluye: “Llegamos a este Messi: el Messi que desafía la categorización. Mirando hacia atrás, es tentador preguntarse si esta siempre iba a ser su transformación final, su metamorfosis definitiva, su forma más alta y más pura: catalogado como atacante, junto a Suárez y Philippe Coutinho, pero que sin límites de ideas tan banales como las posiciones fijas”.
Y agrega: “Messi a los 31 va donde le gusta y cuando le gusta (…). Pasa los primeros diez minutos deambulando, resolviendo dónde está la posición más débil del rival y luego se coloca en el lugar donde causará más daño. (…) Uno de los distintivos de la grandeza de Messi es que gran parte de ella es tan serena, tan pacífica. Rara vez hay enojo en su juego: más la despiadada gracia de Roger Federer que la fuerza explosiva de Rafael Nadal. Acaricia sus pases, acaricia sus disparos. El control siempre se aprecia por encima del poder”.
Smith analiza sobre el final el juego completo de Barcelona y algunos de los defectos que tiene el equipo, sin embargo, cree que todo lo soluciona Messi: “Él puede cubrir una multitud de pecados. Él es suficiente. Todo por su cuenta. Los que se interponen en su camino lo saben muy bien. (…) Él sabe lo que puede hacer, lo que sigue haciendo, lo que siempre hace. Él sabe que nada, cuando se trata de Messi, puede considerarse una sorpresa”.
La nota completa en The New York Times
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