Pasó otro 24, cruzado por la memoria y por las peleas presentes
A 43 años del golpe de Estado de 1976, multitudinarias marchas se ocuparon de dar vigencia al día de la Verdad, Memoria y Justicia, en una coyuntura política muy especial por las elecciones, que inevitablemente acentuó algunas de las singularidades de la fecha.
En Neuquén, alguna vez llamada la capital de los derechos humanos, la marcha fue numerosa, y encabezada por la Asamblea de los Derechos Humanos y Madres de Plaza de Mayo. En otras ciudades del país hubo manifestaciones igualmente masivas. En Buenos Aires, se vivió la fecha con separaciones producto de una política que suele banalizar estos recordatorios, acotándolos a lo fraccional, lo confrontante.
En estos días, en Auschwitz, el lugar que recuerda la masacre de más de un millón de personas a manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial en ese siniestro centro de detención y tortura, se criticó las selfies y demás fotografías que los miles de visitantes diarios suelen perpetrar con lo que se entiende es una falta de respeto a lo que el lugar conmemora: el horror del humano contra el humano.
Aquí, como allí, suele confundirse la recordación. El 24 de marzo es una fecha que habla del horror argentino, y también de cómo se lo supera no olvidando, haciendo justicia, buscando la verdad de los hechos, y aplicando las enseñanzas que ese horror dejó, para que no vuelva a repetirse y la democracia sea permanente y verdadera.
No es una fecha para hacer selfies con la v de la victoria, exaltando algún candidato en contra de otro. Y menos, olvidando que aquel fue un golpe de Estado contra un gobierno democrático al que también puteábamos un poco todos.